Funciones a la intemperie
El teatro de calle de Aste Nagusia atrae a un público muy heterogéneo
Las butacas, o lo que es lo mismo, las escaleras frente al Teatro Arriaga, se encuentran casi llenas. Telón no hay, y el responsable del sonido no sólo deberá pelear con las toses de algún espontáneo, sino con el ruido del tranvía, los autobuses y la megafonía que llega de la zona del concurso gastronómico. La escenografía está compuesta por la fachada del teatro, el puente del Arenal, y la omnipresente Ría. Bienvenidos al teatro callejero de la Aste Nagusia.
La riada de gente que a todas horas baja desde la calle Navarra hasta el Arenal se encuentra con un espectáculo interesante. En el escenario, Trapu Zaharra representando El concursazo. Madres, tíos, sobrinos y abuelos acompañan a sus chavales y conforman un público más que familiar. Los actores llevan micrófonos, y la actuación resulta muy participativa. Tres voluntarios escogidos entre el público desempeñan estupendamente su papel después de los primeros momentos de vergüenza. Cae el sirimiri, pero la gente, entretenida, no se mueve.
"El público de la madrugada es el que realmente va buscando teatro"
José Ramón, de la compañía Markeliñe, que actuó el pasado domingo en Bilbao, lleva muchos años haciendo teatro de calle. "La reacción de la gente es curiosa en la Semana Grande. El público es muy heterogéneo, desde gente a la que le gusta el teatro hasta simples curiosos", asegura.
En su opinión, el público de la Aste Nagusia resulta distinto al de los festivales tradicionales de teatro. "En una sala o un festival corres con la ventaja de que el que va a verte está interesado. Aquí tienes que ser capaz de atraer la atención, lo que es un verdadero reto", añadió.
Markeliñe es una de las 15 compañías que se encargan de las 22 representaciones de teatro de calle programadas durante la presente Aste Nagusia. "Vamos a distintos festivales de teatro de calle a lo largo del año, principalmente en Francia y España, y ahí vemos a candidatos que pensamos que ofrecen buenos espectáculos para las jaiak", asegura Pedro Ormazabal, el responsable de la programación.
La programación del teatro de calle ofrece tres pases, todos ellos en la plaza del Arriaga: a la una y media de la tarde, a las nueve y cuarto, y a la una de la madrugada. "El público de la madrugada es el que realmente va buscando teatro", apunta Ormazabal. El del mediodía no es tan aficionado. "Vengo sobre todo por estos dos", asegura uno de los presentes, señalando a sus dos hijos, de ocho y diez años.
Los niños ocupan las primeras filas en las escaleras con sus caras de asombro, alegría y mucha ilusión.
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