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Ferrovial tendrá que vender tres de sus aeropuertos británicos

BAA asegura que la decisión, más dura de lo previsto, retrasará inversiones

La operadora aeroportuaria BAA, propiedad del grupo español Ferrovial, se verá obligada a desprenderse de tres de los siete aeropuertos que gestiona en el Reino Unido, en virtud del dictamen provisional que ayer anunciaba la Comisión de la Competencia británica. La decisión, destinada a romper una situación de casi monopolio, será vinculante a partir de marzo de 2009 si no median cambios en el periodo de alegaciones que se prolongará hasta diciembre.

La medida, que obligará a BAA a vender dos aeropuertos londinenses y uno en Escocia, no ha provocado sorpresa en el sector ni en la propia compañía afectada, cuyo presidente, Nigel Rudd, asumía días atrás tal eventualidad, matizando que no supone ningún "desastre" ante las ofertas vertidas por varios competidores. Su consejero delegado, Colin Matthews, advertía, sin embargo, que ese paso forzado retrasará la construcción de nuevas pistas y los esfuerzos para mejorar el servicio al cliente.

La firma española se podrá quedar sólo con Heathrow en Londres

Creada en 1966 por el Gobierno británico, privatizada veintiún años más tarde por Margaret Thatcher y finalmente adquirida por la constructora Ferrovial hace dos años, BAA es propietaria de los tres grandes aeropuertos de Londres: Heathrow, Gatwick y Stansted.

Días atrás, Michael O'Leary, presidente ejecutivo de Ryanair, la aerolínea de bajo coste, expresaba su interés en adquirir este último, donde opera como la primera compañía en número de pasajeros (15 millones en 2007, esto es, el 63,4%), por 2.530 millones de euros. En Escocia, BAA gestiona los aeropuertos de Glasgow y Edimburgo. La cartera escocesa también incluye las instalaciones de Aberdeen (este) pero, según el dictamen de la comisión de la competencia, su venta no resolvería la "fuerte posición monopolista" del consorcio. En cuanto a Edimburgo y Glasgow, Mathews alega que operan en mercados distintos y, por tanto, no plantean problemas.

Por este ramillete de aeropuertos transitaron 150 millones de pasajeros a lo largo de 2007, año en que BAA tuvo una facturación de casi 2.800 millones de euros y unos beneficios de explotación de 956 millones, procedentes de las rentas pagadas por las aerolíneas y las actividades comerciales (tiendas, restaurantes y otros).

La joya de la corona es sin duda Heathrow, primer aeropuerto del mundo en transporte internacional de pasajeros. La compañía propietaria siempre ha argumentado que su simple venta -así como la de Gatwick y Stansted- no mejorará de por sí la competencia, puesto que los tres operan al límite de su capacidad.

El estreno de la Terminal 5 de Heathrow, la pasada primavera, está destinado a aligerar esa carga, aunque su caótico inicio (con decenas de miles de maletas perdidas y numerosos vuelos cancelados) supuso todo un desastre de relaciones públicas, aunque no imputable a BAA.

La comisión de Competencia coincide con Colin Matthews al imputar al Gobierno una deficiente planificación y reclamarle un marco regulatorio moderno que no resulte demasiado "intervencionista" y responda a la necesidad de aumentar la capacidad aeroportuaria.

Es decir, no sólo es necesaria una reestructuración de BAA sino una revisión del libro blanco sobre transporte aéreo. "Justo cuando el Gobierno debe tomar decisiones que lleven a la construcción de las primeras nuevas pistas de aterrizaje en el sudeste de Inglaterra desde la Primera Guerra Mundial -alegaba el consejero delegado de la compañía-, la comisión se arriesga a generar incertidumbre, retraso y confusión".

El presidente de la Comisión británica de Competencia, Christopher Clarke, estimó ayer que la venta de los aeródromos tendrá lugar en abril del año próximo, una vez resuelto el informe definitivo en marzo de 2009.

Clarke explicó, en declaraciones a la BBC, que "la fecha precisa estará condicionada por un programa de consulta" que, en cualquier caso, no será "complicado". Defendió las conclusiones de un trabajo que, según los expertos, resultó ser más demoledor incluso de lo previsto sustentado sobre la base de que la falta de competencia para BAA ha derivado en una "carencia de responsabilidad ante las necesidades de los usuarios y una ausencia de iniciativa en planificar su capacidad".

Rótulo de identificación en la fachada del aeropuerto londinense de Heathrow.
Rótulo de identificación en la fachada del aeropuerto londinense de Heathrow.AP

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