"Es mejor la evolución que la ruptura"
Desde hace dos años, "cambio" en Cuba es una palabra envenenada. Y Jorge Perugorría lo sabe muy bien. "La gente se creó una expectativa superior a las cosas que han ocurrido realmente. En los últimos meses se han quitado algunas restricciones que eran demasiado absurdas, como la prohibición de hospedarse en los hoteles o de tener un teléfono celular, pero que no significan nada si se tiene en cuenta lo que el país necesita y debería suceder", dice, después de una madrugada de infarto siguiendo el juego de béisbol entre Estados Unidos y Cuba en los Juegos Olímpicos, que la selección cubana ganó 5 carreras por 4. Su voz por teléfono suena resacosa e incierta, como el futuro, pero cuando uno le pregunta qué debería suceder en Cuba, no duda: "Cambios profundos que saquen al país de este inmovilismo económico y estimulen a la gente; que acaben con esta tragedia que tenemos, de que para progresar la gente tenga que marcharse, o vivir del invento dentro de la isla porque con su trabajo no puede".
La pregunta de moda allí es ¿puede haber un cambio sustancial en vida de Fidel?
Fidel Castro dejó paso a su hermano Raúl en febrero. Abandonó el ejercicio formal del poder, pero sigue presente.
Perugorría cumplió 43 años el 13 de agosto, el mismo día en que Fidel Castro celebró su 82º aniversario en el lugar desconocido donde convalece. Ya han pasado dos años desde que El Comandante cayera enfermó. Y casi seis meses desde que su hermano Raúl Castro fuera elegido presidente. "Raúl arrancó creando una expectativa de cambio y ganándose la confianza de la gente", pero, admite, después muchas personas han sentido que se desvanecían sus esperanzas. A su juicio, lo que está ocurriendo es "una evolución dentro del propio sistema", se pretende un socialismo más eficiente e "integrado al mundo de hoy, tipo China o Vietnam, nadie sabe exactamente". Mientras las autoridades determinan, afirma Perugorría, "los cubanos el único derecho que tenemos es el de esperar y tener confianza".
Perugorría protagonizó la película Fresa y chocolate, un canto a la tolerancia y el respeto a la diferencia. "Algo que tenemos que aprender nosotros todavía", comenta. Como muchos cubanos, cree que en su país hacen falta mayores espacios de debate y de participación política, pero piensa que la prioridad en estos momentos es el cambio económico. ¿Evolución? ¿Ruptura? ¿Ritmos?... "Es preferible la evolución que la ruptura, y es preferible que lo que pase en Cuba surja del propio Gobierno. Las consecuencias de una ruptura serían peores incluso que un cambio muy lento", opina.
Para muchos, el discurso de Raúl Castro el pasado 26 de julio supuso un frenazo que enfrió las expectativas de apertura. Perugorría prefiere verlo de otro modo. "La gente todavía tiene en la memoria el discurso del año pasado
[cuando anunció la introducción de "cambios estructurales y de concepto"]. En aquél, más que en éste, estaban claras sus ideas sobre lo que es necesario". Él mismo bromea sobre su exceso de optimismo: "No me queda más remedio, sobre todo porque no hay otras alternativas mejores que seguir confiando en que los cambios anunciados ocurran".
Una pregunta de moda en Cuba es: ¿puede cambiar algo sustancial en vida de Fidel? "Todo el mundo sabe lo fuerte que es y lo que representa. Pero Raúl anteriormente ha hecho cambios dentro de las Fuerzas Armadas, y ahora, de hecho, está haciendo cosas".
Hay algo quizá más relevante. Según Perugorría, existe una isla flotante y cada vez más cubanos están en ella. "Algunos se fueron del país, pero nunca se marcharon. Otros están aquí, pero en realidad no están. Hay un espacio que tiene que ver más con la cubanía que con las fronteras políticas, y en esa isla están los que no se sienten representados en ninguna parte, nada más que en esos valores de la nación cubana". Y ese comodín para el futuro es importante.
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