Más que palabras frente al alcohol

Hay que ser realistas. Fiesta y alcohol es una combinación común. Las instituciones lo saben bien e intentan sensibilizar a la población, en especial a los más jóvenes, sobre los riesgos de su consumo. El Ayuntamiento de San Sebastián colabora con el Gobierno en esta tarea, de manera que en los diferentes entornos festivos, como las txosnas, lucen este año carteles con los lemas Alcohol a menores, ni gota y Llénate... pero de emociones.

Pero las palabras no resultan suficientes. Por ello, el consistorio donostiarra ha decidido repetir una doble experiencia que estrenó la pasada Semana Grande con "buena respuesta", asegura la concejal de Bienestar Social, Susana García Chueca. Los próximos jueves y viernes, días que se esperan fuertes dentro de las fiestas, volverá a abrir de 23.30 a 3.30 un local sito en el número 13 del paseo de Salamanca para atender a quienes se hayan pasado con el alcohol u otras sustancias. Aunque también podrá acudir quien tenga cualquier otro problema, como un corte, una torcedura o una lipotimia, según apunta la edil. "Está al lado de la Parte Vieja y cerca de las terrazas del Kursaal y Sagüés", lugares donde se concentra la juerga, recuerda.

El centro estará operativo los días 14 y 15 próximos entre 23.30 y 3.30

Allí serán asistidos por miembros de la DYA, que evaluarán si es preciso derivarles a un centro sanitario o si basta con su atención primaria y con que descansen un rato en las hamacas colocadas en el local. "Si hay un joven pasadito, queremos que su cuadrilla sepa que puede acudir a este local. Queremos que tengan clara esta referencia", subraya el presidente de la DYA en Guipúzcoa, Josepo Artola.

El lugar no está pensado sólo para los más jóvenes. De hecho, el pasado año ya hubo gente de "mediana" edad que, "medio en broma, medio en serio", se acercó hasta allí para medir su tasa de alcohol en sangre, ya que en el local cuenta con los correspondientes alcoholímetros. El resultado hizo desistir a alguno de ellos de coger su vehículo, según recuerda Artola.

La DYA atendió allí el pasado año a 15 personas en apenas dos días, la mitad de ellas por exceso de alcohol y el resto, por otros motivos. Habrá quien diga que es una cifra muy baja con todo lo que se bebe en fiestas. Artola admite que los jóvenes se mostraron algo reticentes por miedo a que se avisase a sus padres, pero insiste en animarles a que tengan el local como una referencia donde acudir. Y añade que sólo con lograr que alguna persona no coja el coche, "ya está bien". "Iremos poco a poco".

Ese logro figura también entre los objetivos del puesto que se colocará, también las noches del 14 y 15, en la zona de La Bretxa para realizar controles preventivos de alcoholemia. Atendido por dos técnicas municipales, las pruebas permitirán que los ciudadanos conozcan cuánto han bebido y cómo les afecta. "Queremos sensibilizar a toda la población, jóvenes y mayores, sobre los peligros del consumo excesivo de alcohol", insiste García Chueca, contenta también porque la pasada Semana Grande lograron que alguno que otro se olvidara de coger su coche.