Tragedias en la aldea global
Nuestra aldea global nos hace partícipes, casi al instante, de las tragedias de los demás. Antaño, la mayoría de los romanos tardarían meses, o quizá años, en enterarse de la destrucción de Cartago, o de la crucifixión de los esclavos que siguieron a Espartaco.
Hoy, compramos el periódico y vemos en portada a un hombre llorando abrazado a un familiar muerto; volvemos la página y una mujer ensangrentada nos mira con espanto y dolor desde un fondo de ruinas y fuego causado por las bombas.
¿Qué ocurre? Que Osetia del Sur ha intentado independizarse de Georgia, Georgia ha atacado y Rusia ha acudido a defender a Osetia; el resultado parece ser que es ya de miles de muertos. Así, a los horrores "asimilados" -Afganistán, Irak, Palestina, Darfur...- añadimos otro horror.
Y uno recuerda esos versos de León Felipe: "¿Quién lee diez siglos en la historia y no la cierra al ver las mismas cosas siempre con distinta fecha? Los mismos hombres, las mismas guerras, los mismos tiranos, las mismas cadenas".
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