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El castillo de Pambre sigue cerrado al público y en peligro de ruina

La Xunta presiona al propietario para que cumpla la Lei de Patrimonio Cultural

"Los propietarios, poseedores y demás titulares de derechos reales sobre bienes integrantes del patrimonio cultural de Galicia están obligados a conservarlos, cuidarlos y protegerlos debidamente para asegurar su integridad y evitar su pérdida, destrucción o deterioro". Apenas un vistazo al castillo de Pambre, situado en el término municipal de Palas de Rei (Lugo) y cercano al centro geográfico de Galicia, basta para impugnar el artículo 25, arriba transcrito, de la Lei de Patrimonio Cultural de Galicia. Y a pesar de que, continúa el texto legal aprobado en 1995, "los poderes públicos garantizarán la protección, la conservación y el enriquecimiento del patrimonio cultural de Galicia", la única fortaleza que sobrevivió entera a las revueltas Irmandiñas se encuentra al borde de la ruina. La pasividad del propietario -Manuel Taboada se hizo con el inmueble en 1971 por seis millones de pesetas (36.000 euros)- y la lentitud negociadora de las administraciones no despejan el incierto futuro de Pambre.

"A raíz de lo que he visto estos días con el pazo de Meirás", se explica el alcalde de Palas de Rei, Fernando Pensado, "me sorprende que ese entusiasmo no se traslade al caso del castillo de Pambre y no se haga nada por él". Pensado, regidor por el Partido Popular, se muestra a favor de llevar la ley hasta sus últimas consecuencias. "Primero habría que intentar negociar una venta o una cesión del dueño", afirma, "y, si no, una de las soluciones que recoge la ley es la expropiación". La colaboración entre la Consellería y el Ministerio de Cultura constituiría, a decir del alcalde, muestra de "la buena voluntad necesaria en el asunto". Y añade: "No le echo la culpa a este Gobierno, que con Fraga yo ya decía lo mismo".

Desde la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural defienden, sin embargo, las actuaciones recientes de la Xunta y exponen frutos de las conversaciones entabladas con el dueño. "Ahora ya no se hacen obras en el castillo sin autorización", asegura Felipe Arias, director general, "y Manuel Taboada está dispuesto a abrirlo al público. No conseguimos, aún, fijar los días". La Lei de Patrimonio Cultural establece cuatro días al mes de visita gratuita "en días y horario prefijado". Arias apunta que "si el propietario no se aviene a razones, el expediente sancionador está preparado". "Lo que no barajamos en tiempo cercano es la expropiación, ni en Pambre ni en otros lugares", finaliza.

"Llegué a Palas hace 30 años y ya se estaba negociando con el dueño", recuerda el alcalde. Para el portavoz municipal del PSdeG, Horacio Rouco, en la oposición por dos votos tras las últimas elecciones, "expropiarlo sí, pero ¿para qué? El PP tiene la alcaldía y tuvo la Xunta y a Aznar, y el castillo sigue como sigue". "Nosotros pedimos un parador y un centro de interpretación del Camiño de Santiago" [que atraviesa el municipio], especifica, "y la reutilización de sus tierras para capacitación agrícola, previo acuerdo con el dueño. Así rezaba un punto de nuestro programa electoral".

Pero las puertas del castillo continúan cerradas y custodiadas por un perro feroz. José Manuel Pérez, de la asociación cultural Os Lobos de Palas, dirigió una carta a la Dirección Xeral de Patrimonio hace ya dos años y medio en la que hacía constar "la carencia de sensibilidad del dueño para evitar la triste y lamentable situación en la que se encuentra" y la urgencia de una expropiación del castillo. Para el antropólogo Xerardo Pereiro, natural de Palas, profesor en la universidad portuguesa y miembro de Os Lobos, "es frustrante ver cómo cada poco tiempo caen piedras de las torres". "Es hora de dar usos sociales colectivos a un legado patrimonial tan importante", concluye.

Os Lobos organizan desde 1992 las llamadas Marchas Irmandinhas, en las que exigen la propiedad pública sobre Pambre. La próxima está convocada para el 17 de agosto.

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Una vista del castillo de Pambre, en Palas de Rei, desde unos de sus terrenos adyacentes.
Una vista del castillo de Pambre, en Palas de Rei, desde unos de sus terrenos adyacentes.ANDRÉS FRAGA

El conde postizo

Los estudiosos sitúan en el año 1375, y en las órdenes del noble Gonzalo Ozores de Ulloa, la construcción del castillo de Pambre. Cuatros torres amuralladas, y la emblemática torre de homenaje en el centro -la que más peligra, según los técnicos de Cultura-, la fortaleza terminó, tras pasar por la propiedad de los condes de Monterrei, en manos de los duques de Alba. 27.000 pesetas de 1895 fueron suficientes para que el vecino de Palas José Soto se hiciese con él.

Dos propietarios antecedieron al actual, Manuel Taboada Fernández, un inspector de trabajo vigués que desembolsó 6 millones de pesetas en 1971. Como en el imaginario popular no existe castillo sin noble, Taboada Fernández adquirió también los derechos sobre un condado, el de Borraxeiros, título que procede de un pazo del municipio cercano de Agolada.

Pero el incumplimiento de la legalidad referente al patrimonio cultural ha sido la regla de gestión del dueño actual. Dispuesto, según los rumores de la aldea, a la venta -"decían que pedía mil millones", comenta el activista Marcial Barral-, la desidia de Taboada Fernández quedó certificada en un documento que la Dirección Xeral de Turismo elevó a Patrimonio en 2006: "Dictame sobre a necesidade de expropiación do castelo de Pambre"

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