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Reportaje:

Roca empieza a tirar de la manta

El ex asesor de Urbanismo de Marbella amenaza con la verdad

Javier Martín-Arroyo

"Señoría, he decidido decir la verdad en contra del consejo de mi abogado". Si prosigue la confesión, el cambio de estrategia del supuesto cerebro de la Operación Malaya, Juan Antonio Roca, será pura dinamita procesal. Tras esa frase mágica, Roca confesó hace dos semanas haber sobornado al juez Francisco Javier de Urquía con 73.800 euros "en dos sobres". Al día siguiente reconoció un delito de tráfico de influencias y aceptó nueve meses de cárcel por licencias irregulares en el caso Belmonsa. De Urquía será la primera de las víctimas del arranque de sinceridad del ex asesor de Urbanismo de Marbella. Hay otros 85 imputados que habrán padecido malas digestiones: políticos, empresarios, promotores, abogados, marchantes de arte, policías...

"La pelea es divertida, pero son sus huesos los que están en la cárcel", afirma su abogado
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El nuevo horizonte es consecuencia de los 848 días que Roca, de 55 años, lleva en prisión. Y es que su calvario pasa por más de 40 procesos pendientes. Hace sólo dos meses alegó ante el juez que sus meticulosas anotaciones, identificadas por los investigadores como sobornos, "podían o no ser reales, y en todo caso no eran cantidades para torcer voluntades". La reflexión veraniega ha dejado estas declaraciones, en las que negaba todo, en papel mojado.

En su último encuentro con los ex concejales marbellíes, les resumió elocuente su espectacular giro: "A todo el mundo le va a llegar su momento y hora". De momento, la próxima gran parada de sus comparecencias judiciales será en septiembre en la Audiencia Nacional por el caso Saqueo Ien el que está acusado junto a otros cinco imputados del supuesto desvío de 26,7 millones de euros del consistorio andaluz a empresas privadas entre 1991 y 1995.

La pasada semana, Roca logró una gran rentabilidad de su confesión, y tras el juicio en el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, el fiscal rebajó su petición de tres años de prisión a uno al aplicar un supuesto de cohecho más leve, estipulado para cuando se comete "a petición de un funcionario público". Sin embargo, para De Urquía y su amigo común, Arnaud Fabrice Albouhair, la fiscalía aún pide tres años.

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La primera revelación de Roca cogió por sorpresa a todos, incluido su abogado. "Estoy parcialmente de acuerdo respecto del cohecho", dijo. La presidenta del tribunal, Inmaculada Montalbán, le pidió que se acercara al micrófono. "Mi cliente no tiene muchos conocimientos jurídicos", excusó a Roca su abogado, José Aníbal Álvarez, ante el desconcierto de la juez. "Para mí no es fácil declarar hoy lo que estoy declarando", añadió. Y dejó boquiabiertos a todos.

Ahora, el letrado empieza a asimilar el viraje de su cliente. "La pelea es divertida, pero son sus huesos los que están en la cárcel", recuerda. "Si eres dentista y el paciente te dice que le quites la muela, aunque quieras empastar... se la quitas. No puedes desobedecer a tu cliente", se excusa. Álvarez enumera las razones del cansancio de Roca: el tiempo en la cárcel, el ser un preso "perseguido" que a los diez días de estar en libertad regresó a prisión con tres millones de fianza, la detención de su hija y de su mujer, y la intervención judicial de su patrimonio.

La sospecha de un pacto con la fiscalía es rechazada de momento. "Que tire de la manta y ratifique la contabilidad de pagos de Maras Asesores , la madre del cordero, es muy importante, pero aún debe ratificarse caso por caso", apuntan fuentes de la Fiscalía del Estado. Para un acuerdo, Roca debe reconocer su culpabilidad. Está imputado por delitos de blanqueo de capitales, contra la Hacienda pública, cohecho y tráfico de influencias, entre otros. "No queremos ser un instrumento en manos de un imputado. No hay pacto, y si alguien quiere moverse somos todo oídos", reiteran desde la Fiscalía Anticorrupción de Málaga con cierto enfado ante los insistentes rumores.

Las defensas del resto de imputados están convencidas del acuerdo. "Aunque la fiscalía lo niegue, la única lógica jurídica sería un pacto global. La confesión no tiene sentido a cambio de nada. Es una estrategia de quien lleva mucho en prisión", opina Ernesto Osuna, abogado de Marisol Yagüe. La estrategia de la práctica totalidad de los acusados para salir airosos (nadie inculpa a Roca y el ex asesor tampoco carga contra nadie), parece desmoronarse porque la carta más valiosa ya no lo ve claro. Hasta ahora, el agujero de 500 millones en el Ayuntamiento marbellí y los convenios con constructores que devoraron colegios, zonas verdes y centros de salud, habían sido sólo "negocios urbanísticos".

El protagonismo de Roca en el caso es indudable. Su apellido aparece en el auto en 2.770 ocasiones. Hace un año, el consejero de la Presidencia andaluza, Gaspar Zarrías, retó a Roca "a tirar de la manta, de la colcha o de la sábana". Está por ver si el máximo imputado recogerá el guante.

Juan Antonio Roca.
Juan Antonio Roca.SCIAMMARELLA

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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