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Veolia hereda el conflicto de TCSA

La multinacional gala asume el viernes la gestión de Bilbobus

A las 00.00 horas del próximo viernes, Bilbobus pasará de las manos de Transportes Colectivos S.A. (TCSA), empresa que ha gestionado el servicio durante más de 20 años, a las de Veolia, multinacional francesa que a cambio de 224 millones de euros explotará el transporte público de Bilbao los ocho próximos años, prorrogables en dos más.

En teoría, el usuario no deberá notar variación alguna ni en el precio ni en la calidad del servicio. La única diferencia debería radicar en el color de la camisa de los conductores, azul hasta ahora, blanca desde el 1 de agosto. Pero el traspaso de poderes ni ha sido, ni será, tan sencillo como un cambio de uniforme.

TCSA, la empresa derrotada, apunta que la calidad del servicio se resentirá

Veolia no sólo recibe la gestión de Bilbobus y los contratos de sus 696 trabajadores (los 584 con contrato indefinido recogidos en el pliego de condiciones y más de cien temporales, según datos que manejan los sindicatos). Hereda también un conflicto que dura ya cinco meses, que ha vivido una veintena de días de paro, seis jornadas de huelga, 426 sabotajes, una infructuosa mediación del Gobierno y un sinfín de acusaciones. Y hace suyo un enfrentamiento que hoy tan enquistado como el primer día, con trabajadores y empresa a años luz en la negociación del convenio colectivo y con tres jornadas de huelga convocadas en la Semana Grande.

Hay más: el concurso que ganó Veolia para adjudicarse el servicio de Bilbobus será llevado en breve ante los tribunales por TCSA, que entiende que su rival francesa practicó dumping al presentar una oferta por debajo del coste real del servicio para introducirse en el atractivo mercado vasco del transporte público. "Pero eso, siendo grave, no es lo peor. Lo peor es que, con la oferta que presentaron y los números que maneja Veolia, es imposible que la calidad del servicio no se resienta. A no ser que suba el precio del billete", señala un portavoz de TCSA. Veolia anuncia que no atenderá a los medios de comunicación hasta que asuma el servicio.

Todo empezó en marzo, con la negociación del convenio. TCSA cuenta con 1.300 trabajadores y gestiona todas las líneas de Bilbobus y 39, las más importantes (Margen Izquierda, Zona Minera y UPV), de Bizkaibus, que seguirán en sus manos hasta 2012. La plantilla demandaba su equiparación salarial con sus colegas de la empresa municipal de Vitoria, Tuvisa, con un incremento del IPC real más 8 puntos en cada uno de los tres próximos años, una exigencia que la empresa tildó de "inaceptable". El conflicto se enconó en junio. TCSA abandonó la mesa de negociaciones y llevó las protestas ante los tribunales, pues las entendía abusivas, pero el juez no admitió la demanda. El 11 de junio, 92 unidades de Bilbobus y Bizkaibus fueron saboteadas. Fue el primer capítulo de una larga serie de ataques a autobuses de uno y otro servicio. Poco después llegarían las huelgas.

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También en junio emprendió el director de Trabajo del Gobierno vasco, Adolfo González, una labor de mediación que se cerró el 10 de julio sin el más mínimo éxito, con las dos partes tan enfrentadas o más que antes. En la última reunión, TCSA ofreció a los trabajadores un aumento del IPC real más un punto en cada uno de los dos próximos años, y un punto más en el primero si renunciaban al transporte y cumplían los descansos obligatorios. "Eso es inaceptable, porque supondría para cada trabajador realizar 100 horas anuales más sin compensación", denuncia Juan Antonio Fernández, del comité de empresa. La plantilla, por el contrario, demanda una subida del IPC real más dos puntos y una paga extra, "lo que supone una subida encubierta de 17 puntos en tres años", protesta TCSA.

Veolia recibe el viernes una patata caliente llamada Bilbobus. No en vano, sus trabajadores han convocado tres jornadas de huelga los días 21, 22 y 23 de agosto, fechas centrales de la Aste Nagusia. Además, retomarán los paros los lunes, miércoles y viernes de la segunda quincena de septiembre. Las reuniones mantenidas por la plantilla de Bilbobus con su futura empresa no han deparado avances significativos. Hoy, lunes, Veolia presentará a sus nuevos empleados una oferta en firme para tratar de salir del atolladero del convenio.

"Muy pronto vamos a poder comprobar si Veolia es capaz de mantener la calidad del servicio. De momento, no tiene cocheras. La flota de Bilbobus consta de 155 autobuses, mientras que en el parking de Elorrieta, que es de propiedad municipal, sólo entran 96", se indica desde TCSA.

Veolia no tiene aún preparados los nuevos uniformes de sus trabajadores. "Nos han pedido que, sólo para empezar, llevemos de casa una camisa blanca, para que el usuario visualice la diferencia con respecto al uniforme de TCSA", explica un delegado sindical. A priori, a partir del viernes funcionarán las mismas líneas, con los mismos horarios, que venían funcionando hasta la fecha. Sin embargo, Jean-Louis Soulas Etcheverry, director general de Veolia en el sur de Europa, Oriente Medio, África y Latinoamérica, se comprometió a primeros de junio a rebajar "a medio plazo" la frecuencia media de las líneas desde los actuales 18 minutos hasta 13.

La Ertzaintza vigila una parada de Bilbobus durante una jornada de huelga en junio.
santos cirilo
La Ertzaintza vigila una parada de Bilbobus durante una jornada de huelga en junio. santos cirilo

Cronología

- Marzo. TCSA y los trabajadores comienzan a negociar el convenio. Al no llegar a un acuerdo, los empleados convocan paros.

- Mayo. El Ayuntamiento adjudica Bilbobus a Veolia. TCSA anuncia que recurrirá el concurso porque la oferta ganadora "está por debajo del valor de mercado".

- Junio. Se registran más de 400 sabotajes a unidades de Bilbobus y Bizkaibus. Huelgas de 24 horas. El director de Trabajo del Gobierno vasco inicia una mediación.

- Julio. Fracasa la mediación. Tampoco los trabajadores de Bilbobus acercan posturas con sus nuevos patrones de Veolia.

Una división de un gigantesco grupo francés

Es posible que su nombre no suene aún en exceso al usuario bilbaíno, pero Veolia es cualquier cosa salvo una compañía anónima, desconocida o insignificante. Su facturación, 32.628 millones de euros en 2007, proporciona una idea aproximada del volumen y músculo de esta empresa francesa de servicios, cuyos orígenes se sitúan en el siglo XIX, alrededor de la emblemática Compañía General de Aguas (CGE), fundada en 1853 por Napoleón III. Dedicada al suministro de agua, a la energía, al tratamiento de basuras y al transporte, CGE (y con ella Veolia) formó parte durante años del gigantesco grupo Vivendi-Universal, que en los 80 y 90 invirtió y ganó miles de millones de francos en los negocios de la televisión de pago, el espectáculo, los juegos y la comunicación. Pero en 2000, el jefe ejecutivo de Vivendi-Universal, Jean-Marie Messier, decidió desprenderse de los negocios de basuras, aguas y transporte. Así surgió Vivendi Environment, que en 2003 adquiriría el nombre actual de Veolia Environment, grupo que el año pasado ganó 933 millones de euros después de impuestos.

La división que el viernes pasará a gestionar el servicio de Bilbobus se llama Veolia Transporte y es el mayor operador privado del sector en Europa. Emplea a cerca de 90.000 trabajadores y el año pasado transportó en los cinco continentes a 2.500 millones de pasajeros en su flota de 38.000 autobuses, trenes y transbordadores.

En España, Veolia Transporte ya gestiona los autobuses públicos de Pamplona (a través de la empresa La Montañesa, con cerca de 40 millones de viajeros el año pasado) y Jerez de La Frontera. Aliado con FCC y otros asociados, Veolia también explota el tranvía de Barcelona.

Su hombre fuerte en el sur de Europa es Jean-Louis Soulas Etcheverry, nacido en San Juan de Luz y que presume de tener sangre vasca. Manel Vide será el director regional del servicio en Bilbao. Veolia explotará el Bilbobus los ocho próximos años, ampliables en otros dos, a cambio de 224 millones de euros anuales.

La plantilla de Bilbobus es de casi 700 personas, y cuenta con una flota de 155 autobuses que son de propiedad municipal, por lo que Veolia sólo tendrá que borrar el logo de TCSA y poner el suyo. En 2007, 27 millones de personas se subieron a sus autobuses. El rumor apunta a que Veolia se lanzará dentro de cuatro años a por la gestión de Bizkaibus.

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