Un alcalde se refleja en otro alcalde
Gallardón, concejal con Tierno Galván, evoca los años del 'viejo profesor'
La sabiduría, como la belleza, destila siempre fragante actualidad. Por ello, el recuerdo de la figura de Enrique Tierno Galván, pensador, catedrático y primer alcalde socialista de Madrid entre abril de 1979 y enero de 1986, permanece inmarchitado para muchos madrileños que tuvieron noticia de su saber o bien lo conocieron de manera directa. Es el caso de Alberto Ruiz-Gallardón, hoy regidor de la ciudad, que cuando era concejal por Alianza Popular en 1983 trabó amistad con él. Desde entonces, asegura, conserva admiración hacia el viejo profesor.
Así se le llamaba en vida al hombre nacido en Soria en 1918, doctor en Derecho y licenciado en Filosofía, catedrático de Derecho Político en Salamanca y Murcia, libertario en su juventud, socialista de la primera hora, marxista académico y partidario de la monarquía constitucional.
La Complutense dedica un curso al querido regidor socialista
"Llevó el prestigio de la inteligencia y la cultura a la alcaldía", dijo el edil
Estudioso del Barroco, chapado a la antigua en el atuendo -con sus trajes cruzados de sempiterno chaleco-, sus gafas gruesas, Tierno Galván exhibía dosis de modernidad e ironía, que le granjearían fama de referente de la izquierda ilustrada, sensata y progresista. Su muerte en 1986 registró el duelo más numeroso de cuántos en Madrid se recuerdan.
Su personalidad, evocada ayer en San Lorenzo de El Escorial en un seminario de los Cursos de Verano de la Universidad Complutense, fue glosada por el actual alcalde, que le consideró icono del Madrid de la transición. Junto a él se hallaba Enrique Tierno Pérez-Relaño, hijo del profesor; Antonio Rovira, catedrático de Derecho Constitucional de la Autónoma y coordinador de la edición de seis tomos las Obras Completas de Tierno cuyos dos primeros volúmenes, auspiciados por el Ayuntamiento de Madrid, verán la luz en otoño; y Raúl Morodo, embajador de España, catedrático de Derecho Político y mano derecha durante 25 años del carismático líder socialista.
El alcalde de Madrid dijo que "los hombres más fascinantes son los que han sido 'muchos hombres", para resaltar la riqueza de dimensiones sobre las que Enrique Tierno desplegó su vida: la Universidad; la vida académica; el pensamiento; más la política a escala general -líder de organizaciones como el Partido Socialista en el Interior, luego Socialista Popular- y, a escala municipal, en tanto que primer alcalde de izquierda tras la muerte de Franco.
Resaltó el alcalde que la diversidad de rutas vitales no significa inautenticidad y, añadió que si hoy se pregunta a cualquier joven cuál de las facetas de Tierno le parece más relevante, casi todos responderán que fue la de haber sido "alcalde de la movida de Madrid". A juicio de Ruiz-Gallardón, Tierno Galván "fue sin duda el alcalde más popular de España", porque supo encarnar entre la juventud el respeto por la veteranía política generacional. Entre los principales merecimientos de aquel alcalde resaltó "el de haber llevado el prestigio de la inteligencia y la cultura a la alcaldía" y, también, conseguir que Madrid fuera considerado no sólo capital de España sino, además, realzar su condición de ciudad con personalidad propia.
En el aspecto ejecutivo de la política de Enrique Tierno, Alberto Ruiz Gallardón remarcó los retos acometidos valientemente, como el desmontaje del paso elevado -scalextric- de Atocha, la recuperación de la mirada de Madrid sobre el río Manzanares y la proyección internacional de la ciudad. "Se hacía sencillo aceptar su autoridad intelectual y su magisterio vital", concluyó.
Para Raúl Morodo, catedrático, ex embajador de España en la UNESCO y en Venezuela, el viejo profesor, "fingidor y resistente", armonizaba una conciencia libertaria permanente -sirvió en la Guerra Civil en un batallón anarquista- y una afección teórica por el marxismo, con pragmatismo como para columbrar que la monarquía constitucional -para él encarnada primero por Don Juan de Borbón- sería la garantía de la democracia en España.
Morodo subrayó que bajo la etiqueta de funcionalista que Tierno adoptó escondía su propósito de secularizar la política española, signada por la escolástica impuesta por el franquismo. También reveló que le persuadió para que concurriera en las urnas a la alcaldía de Madrid, que obtuvo pese al pronóstico del líder socialista. Y explicó que su distanciamiento mutuo obedeció a razones de estrategia, no ideológicas.
Enrique Tierno Pérez-Relaño dijo haber reprochado a su padre "excesos humanísticos en detrimento de los científico-positivos", que, con el tiempo, corrigió.
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