"Nadie se acuerda del concesionario"
En el concesionario Auto Da Vinci, en el 498 de la calle de Alcalá, no hay un alma. Aparte de una secretaria y Sergio Junquera, de 42 años, que es el director comercial. "A lo sumo entran al día dos personas", explica el hombre. Junquera parece tener todo el tiempo del mundo para explicar la "pésima" situación por la que pasa la tienda. Se queja de que con la crisis "todo el mundo habla de la construcción, pero nadie se acuerda del concesionario".
No se venden coches. Tampoco se reparan. "Las ventas han caído estrepitosamente en todas las áreas, hasta un 30% o un 40% menos", dice Junquera. El año pasado, vendían entre 60 y 70 vehículos al mes. "Ahora no pasamos de los 45", explica. Tanto es así que ya están recortando la plantilla. "Hasta estamos teniendo que prescindir de algunas personas del servicio de limpieza", reconoce. En su pronóstico de futuro, todo lo ve muy negro: "Si seguimos así, no tardaremos en asistir a expedientes de regulación en el sector".
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