China y Rusia fijan su frontera común
El acuerdo traza los 4.300 kilómetros de divisoria tras décadas de disputas
China y Rusia firmaron ayer un acuerdo que fija definitivamente sus 4.300 kilómetros de frontera común y pone fin a cuatro décadas de disputas sobre la demarcación de sus territorios. El pacto, sellado en Pekín por los ministros de Exteriores chino, Yang Jiechi, y ruso, Serguéi Lavrov, contempla la devolución por parte de Rusia de la totalidad de la isla Yinlong -conocida como Tarabarov en ruso- y de la mitad de la isla Heixiazi (Bolshoi Ussuriysky), ambas situadas en la confluencia de los ríos Heilong y Wusuli, que sirven de frontera natural entre los dos vecinos en la provincia nororiental china de Heilongjiang. La superficie de terreno recuperado por Pekín es de 174 kilómetros cuadrados, según informó el diario China Daily en su página de Internet.
Moscú y Pekín comparten el afán por contrarrestar el peso de EE UU
"El protocolo firmado hoy muestra claramente el progreso debido a los esfuerzos de los dos países para profundizar nuestra asociación estratégica. China y Rusia han discutido sus fronteras durante 40 años, y no es asunto fácil haber llegado a una demarcación total. Desde un punto de vista político, es una solución en la que ambas partes ganamos", dijo Yang tras la rúbrica del documento.
Los dos Gobiernos firmaron un acuerdo sobre los límites de la frontera en discusión en 1991, que fue seguido por otro suplementario, en octubre de 2004, durante la visita del entonces presidente ruso, Vladímir Putin, a China. Pero hasta ahora no se había llegado a una solución definitiva. Según la prensa local, la superficie devuelta es la mitad del territorio que la antigua Unión Soviética ocupó durante unos enfrentamientos fronterizos ocurridos en 1969.
Las relaciones entre los dos vecinos han sufrido fuertes altibajos a lo largo de la historia. Pasaron de ser grandes amigos y aliados comunistas en la década de 1950, a grandes rivales en la década siguiente, debido a diferencias ideológicas que degeneraron en violentos choques, hasta el punto de temer el estallido de un conflicto nuclear. Como consecuencia, fueron construidos numerosos refugios subterráneos en Pekín, que aún hoy es posible ver.
Pero los intercambios entre los dos Gobiernos han mejorado considerablemente en los últimos años, en buena medida por el afán compartido de contrarrestar el peso político y económico de Estados Unidos. "Hemos intercambiado opiniones sobre cómo promover nuestra relación estratégica bilateral y reforzar la cooperación a escala regional y global", dijo Yang.
Rusia tiene gran interés por incrementar las exportaciones de petróleo, gas y productos nucleares a China, el segundo mayor consumidor de crudo y recursos energéticos del mundo después de EE UU. Además, le suministra armamento y tecnología espacial. La nave espacial china Chang'e está basada en el diseño de la soyuz rusa, aunque con numerosas modificaciones.
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