El coste de la mora
En un entorno de deterioro de la actividad económica con un reducido crecimiento del crédito, la evolución de la morosidad de las entidades financieras es una de las variables clave para el seguimiento del pulso económico y financiero. La morosidad -medida como ratio de créditos impagados durante más de 90 días sobre el total de créditos- es una variable indicativa de la calidad de las carteras crediticias y tiene un efecto claro sobre la rentabilidad de las entidades financieras.
Para las entidades, la mora supone importantes costes. Por un lado, la necesidad de asumir como pérdida una parte del préstamo moroso (vía provisiones) y, por otro, las gestiones necesarias para recuperar el crédito, bien amistosa o a través de los medios legales que correspondan.
El impago de préstamos puede condicionar la financiación futura a empresas y familias
La rumorología existente sobre la morosidad de las entidades financieras puede hacer olvidar las consecuencias para aquellos clientes que dejan de hacer frente a sus compromisos. Para ellos el impago supone una serie de "costes", desde los correspondientes intereses de demora hasta el riesgo de ejecución de las garantías. Adicionalmente, colocarse en situación de moroso supondrá una importante dificultad para obtener financiación debido a la existencia de diferentes registros que dejan constancia de las situaciones de impago. El principal de estos registros es la CIRBE, gestionada por el Banco de España, que deja constancia de todas las operaciones de financiación superiores a 6.000 euros y específicamente de los saldos morosos de cada persona física o jurídica. Se trata de un registro que todas las entidades consultan en el análisis de cualquier operación crediticia para comprobar niveles de endeudamiento o irregularidades en operaciones existentes. También son utilizados habitualmente otros registros de morosos como RAI, ASNEF, etcétera. Este "rastro", por tanto, si se han impagado préstamos previamente, eso puede condicionar futuras solicitudes de financiación.
Con estas implicaciones, el impago de préstamos puede tener importantes costes para familias y empresas, en tanto que condicione su capacidad futura de obtener la financiación y los precios a los que podrá obtenerla, por lo que la morosidad no parece exclusivamente un problema de las entidades de crédito.
Enrique Martín y Miguel A. Cabello son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas (Afi)
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