8.400 palestinos entre rejas
Los retratos de hombres inundan infinidad de actos políticos en los territorios palestinos y en Líbano. Suelen mostrarlos sus madres. Son los prisioneros de Israel. En Líbano, buena parte de los espacios publicitarios los copan los "mártires" caídos en el campo de batalla y los reclusos. Abundan en las autopistas, sobre todo en el sur del país. En las calles de Gaza y Cisjordania, cuelgan en cualquier pared. Similar estremecimiento al que causa entre los israelíes todo lo relacionado con los soldados perdidos en combate, provoca entre los árabes todo lo vinculado a sus prisioneros. Ya no quedan, oficialmente, reos libaneses en prisiones israelíes. Pero permanecen entre rejas unos 8.400 palestinos.
Un total de 5.148 han sido condenados, 2.167 afrontan procesos judiciales en juzgados militares; 360 se hallan detenidos y 790 sufren detención administrativa. Una figura que Israel aplica desde hace años y que se da de coces con los derechos humanos. Sin juicio, sin ser acusados de delito alguno, algunos de estos reos pasan entre rejas hasta ocho años.
Se va a hablar mucho de prisioneros palestinos. El Gobierno de Ehud Olmert aprobó el canje de ayer con el convencimiento de que los dos soldados israelíes habían fallecido. Pero Gilad Shalit, capturado en un puesto militar lindante con Gaza en junio de 2006, está vivo. En una mazmorra de Hamás. Cerrado el expediente de Ehud Goldwasser y Eldad Regev, el de Shalit cobrará protagonismo.
El partido fundamentalista palestino exige la excarcelación de más de un millar de sus reclusos. No sería un obstáculo de envergadura -Israel ya ha accedido a canjes en los que había implicados 1.500 prisioneros-, si no fuera porque Hamás reclama el retorno a sus casas de los cerebros de los atentados suicidas más graves perpetrados en Israel en las dos últimas décadas, y de aquellos que ya han cumplido más de 20 años de condena, además de las mujeres y los menores, que suman unos 350.
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