La adaptación al sistema escolar
El titular de EL PAÍS del 12 de julio sobre la propuesta de los espacios de acogida escolar que propone la Generalitat de Catalunya merecería figurar en los anales del periodismo tendencioso junto a otros de parecido ánimo de La Razón o El Mundo, pongamos por caso.
Aparentemente deberíamos suponer que se trata de un artículo de información puesto que ni es editorial ni es artículo de opinión. Nada más lejos de la verdad; todo él, desde el titular hasta su contenido, es pura opinión precipitada y manipuladora, como interpretar sino "Cataluña segregará niños africanos". Lo tiene todo: "Cataluña/ segrega/ niños/ africanos" ¡nada más y nada menos dice el articulista! Omito señalar la carga simbólico-semántica de cada una de las palabras, ni la de la suma de todas ellas. Que EL PAÍS lo coloque en cabecera es bochornoso.
Contrariamente a lo que opina el articulista, los espacios de acogida escolar tienen un objetivo radicalmente distinto, conseguir que los alumnos que, como efecto principalmente de la reagrupación familiar -que de manera cada vez más numerosa y con niveles de escolarización muy distintos, se incorporan de forma continuada al sistema educativo a lo largo de todo el curso escolar-, lo hagan con las mayores competencias, lingüísticas pero también de adaptación a nuestro sistema escolar, para garantizar su propio éxito escolar y garantizar por tanto una verdadera igualdad de oportunidades.
El tiempo nos dará la razón. De momento, invito al articulista y a la ciudadanía a leer en serio la propuesta y seguir el proceso. Puedo asegurarles que todo nuestro empeño se dirige a garantizar una sociedad, plural sí pero no una pluralidad de sociedades.- Lídia Santos i Arnau es diputada del GS-CpC en el Parlament de Cataluña y secretaria de Justicia e Inmigración del PSC.
El conseller d'Educació ha anunciado la creación de aulas específicas para alumnos extranjeros originarios de países no comunitarios, revestidas con el pomposo nombre d'Espais de Benvinguda Educativa. Otro ejemplo de utilización del lenguaje para camuflar el sentido literal. La Conselleria d'Educació presenta estos espacios como beneficiosos para todos y todas. No entraré en el tema de la dudosa legalidad de esta iniciativa al margen del sistema escolar ordinario al que todo menor de 18 años tiene derecho, según la legalidad vigente. Presentaré algunas reflexiones de carácter educativo y social.
¿Las aulas específicas ayudarán a cohesionar al alumnado de los centros escolares de Cataluña? Agrupar niños y niñas, chicos y chicas de orígenes diversos, ¿es mejor que mezclarlos con los chicos y chicas de su edad, con los cuales conviven en el barrio? La lengua ¿se aprende mejor en un entorno donde sólo la conocen bien los maestros? ¿Por qué las familias que quieren que sus hijos o hijas aprendan inglés los mandan a Inglaterra o USA?
¿Cuánto tiempo deberán pasar en estas aulas específicas para que lleguen en condiciones equivalentes a los alumnos del sistema escolar ordinario? Esta medida presupone tratar a estos chicos y chicas como si nunca hubieran sido escolarizados, como si no conocieran el funcionamiento de una escuela. ¿Es que sólo tenemos escuelas en Europa? ¿Los africanos son analfabetos por definición?
Me recuerda mis años de juventud: volver a pensar en la experiencia de los años setenta y ochenta del siglo pasado. Final de la dictadura e inicio de la democracia. Entonces se discutía sobre la escolarización de los niños y niñas gitanos. Se crearon aulas específicas para ellos. Alguien las recodará: las aulas o escuelas puente.
La experiencia no funcionó: no estaba previsto un tiempo límite de estancia y muchos permanecieron en ellas hasta la edad obligatoria (14 años en aquel entonces). No estaban preparados para pasar al otro lado. Aulas puente convertidas en aulas pozo. Con el tiempo desaparecieron. Los niños y niñas gitanos se escolarizaron en las escuelas cercanas a su domicilio.
No parece ser cierto que separar a las personas que llegan para trabajar y vivir en nuestro país, o a sus hijos e hijas, favorezca la adaptación. A más relación con sus semejantes, con las personas que hace años que vivimos aquí, más facilidades para conocer, respetar y adaptarse a su nueva situación.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.