Mas advierte a Zapatero de que CiU no dará más cheques en blanco

Convergència i Unió (CiU) se sabe fuerte en el Congreso de los Diputados y pretende hacerse valer en caso de que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, recurra a los nacionalistas catalanes para salir airoso de esta legislatura en minoría. Ayer, el líder de Convergència Democràtica (CDC), Artur Mas, puso precio al voto de la decena de diputados de CiU: la obtención de contrapartidas tangibles para Cataluña. Léase el cumplimiento estricto del Estatuto tanto en su vertiente financiera como de competencias. En los contenidos de fondo, pocas novedades. Mas proclamó que su partido dará por finiquitada la vía estatutaria en caso de una sentencia adversa contra el Estatuto por parte del Tribunal Constitucional. "Trabajaremos por la plenitud nacional de Cataluña por la vía que haga falta", alertó.

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En una alocución de una hora y media, el líder de CDC repasó los acontecimientos vividos por el partido durante los últimos cuatro años y que definió como una verdadera "travesía del desierto". "El periodo más difícil de la historia de Convergència", admitió. Analizó las cinco citas con las urnas, referendos de la Constitución Europea y nuevo Estatuto, y elecciones autonómicas, municipales y generales. Y en este repaso histórico no hubo ni pizca de autocrítica por parte del líder de un partido que, después de 23 años en la Generalitat, ha visto cómo el poder se le escurría de las manos tras salir victorioso en las dos últimas elecciones autonómicas. Tales contratiempos parecieron no importar a la militancia, que avaló el informe de gestión por un rotundo 98%, 1.626 votos a favor y 3 en contra. Si Mas pretendía insuflar un poco de ánimo a la militancia, tan necesitada tras este periodo tan poco gratificante, lo consiguió.

El líder convergente pronunció un discurso casi de rutina, con escasas declaraciones novedosas. Eso sí, con una puesta en escena cargada de recursos multimedia. Repitió el discurso de estos últimos tiempos y sus ya conocidos análisis contra el tripartito. Pero aprovechó el micrófono para exaltar la posición de fuerza de los 10 diputados de CiU en el Congreso.

Consciente de que el PSOE anda escaso de socios en esta legislatura y en vísperas de la aprobación de unos complicados presupuestos generales en medio de una galopante crisis económica, Mas advirtió a Zapatero de que se ha terminado la época de los cheques en blanco. "Si el PSOE no cumple con Cataluña, Convergència no debe cumplir con los socialistas. No tenemos ninguna obligación legal, ni de país, ni de programa, ni de nada de nada", comentó. Y auguró que, a partir de ahora, CiU va a recibir muchas presiones "para ser buenos chicos y tener sentido de Estado". Pero avisó que los nacionalistas harán oídos sordos a estos cantos de sirena. "A estos socialistas no les debemos nada".

Cumplir con Cataluña tiene un único significado, el despliegue del Estatuto, principalmente el nuevo sistema de financiación, la inversión en infraestructuras y el traspaso de la gestión de los aeropuertos catalanes. Un Estatuto "amenazado", comentó Mas, por la eventual sentencia del Tribunal Constitucional, al que restó "autoridad moral", que no legal, para emitir una sentencia.En caso de que el alto tribunal recorte el autogobierno catalán, el secretario general de CDC apostó por alcanzar la "plenitud nacional" de Cataluña -los niveles competenciales del Estatuto que salió del Parlament- por otras vías, como la aplicación del artículo 150.2 de la Constitución, que prevé el traspaso a las comunidades de competencias reservadas en un principio al Estado.

El presentado ayer fue el último informe de gestión de Mas en calidad de secretario general, ya que los estatutos del partido le impiden repetir en el cargo. Mas emplazó a CDC a buscar otro líder para la formación.