Las larvas de mejillón cebra llegan al embalse de Ullíbarri

La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha detectado puntos con larvas de mejillón cebra en el embalse alavés de Ullíbarri-Gamboa, lo que considera "especialmente preocupante", ya que es el pantano que abastece de agua a Bilbao y Vitoria.

El mejillón cebra es un pequeño molusco que puede alcanzar unos tres centímetros de longitud. La especie, originaria de las aguas del mar Negro y Caspio, se extendió con la navegación fluvial y, fuera de su hábitat original. actúa como una especie invasora: destruye el ecosistema acuático, amenaza a las especies autóctonas y reduce la biodiversidad. Además, recubre los cascos de embarcaciones, dañando los motores, tapiza cauces y márgenes de ríos y embalses, impidiendo el baño por los cortes que ocasionan sus conchas. También puede contaminar orillas de ríos y embalses con el olor putrefacto que desprende y, como ha ocurrido en el Ebro y muchísimos de sus afluentes, coloniza tuberías y conducciones de agua, reduciendo y obstruyendo el flujo. Aún no existe una solución para erradicar la especie.

Las larvas halladas en Ullíbarri aparecieron en unas tomas realizadas el pasado lunes. De las cinco muestras obtenidas con posterioridad en distintos puntos, cuatro dieron positivo. En Álava se habían detectado hasta ahora larvas cerca de Puentearrá, en el río Ebro, pero los embalses del Zadorra se habían librado. Ullíbarri es el punto más septentrional en que se detecta su presencia. El caso de este embalse es especialmente preocupante porque se encuentra en la cabecera de la cuenca y desde él se realiza un trasvase de agua para abastecer al Gran Bilbao. Por esta razón se había clasificado este embalse como protegido, lo que permitía confinar embarcaciones, es decir, que los barcos no salieran del pantano para eliminar así el contacto con otros embalses potencialmente afectados. Además, se había construido una estación de desinfección de embarcaciones.

También se ha detectado en julio la presencia del mejillón cebra en los embalses de Búbal, Lanuza y Sabiñánigo, en la provincia de Huesca, donde hasta ahora no había llegado este molusco invasor que amenaza ya a toda la cuenca.