Sarkozy avisa que no habrá un nuevo tratado para la UE
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, anunció ayer en el Parlamento Europeo que en octubre o diciembre presentará una solución al no irlandés al Tratado de Lisboa, y aseguró que no habrá un nuevo tratado. O se sigue con el actual de Niza, que impide nuevas ampliaciones, dijo, o se acepta el de Lisboa. Aprovechó la solemne ocasión de un pleno parlamentario para reclamar a su homólogo polaco, Lech Kaczynski, que cumpla su palabra y ratifique lo que él mismo firmó el año pasado en Bruselas. "No es una cuestión política, sino moral", remachó.
El presidente de turno de la Unión acudió a la Eurocámara a presentar su programa de acción para el semestre, eclipsado por la crisis institucional creada por el rechazo irlandés al Tratado de Lisboa, concebido para proyectar a la Unión hacia el futuro y que funcione.
Sin aludir a cómo quedan esos planes tras el no irlandés (la posición oficial es que nada impide seguir adelante con los previstos), el presidente dijo que la UE es una familia de 27 países y que no hay que abandonar a ninguno. Ni a Irlanda, ni a Polonia, ni a ninguno.
El próximo día 21 viajará a Dublín, en su primera salida como presidente de la UE, "para escuchar, dialogar y encontrar una solución", adelantó Sarkozy. "La presidencia propondrá una solución, de acuerdo con el Gobierno irlandés, en octubre o en diciembre. O Lisboa, o Niza. No habrá nuevo tratado", sentenció. "Niza es la Europa de los Veintisiete. Si queremos más ampliación, necesitamos nuevas instituciones", repitió no menos de tres veces a una Cámara que aplaudía la idea.
Presencia en Pekín
Sobre otros asuntos, el presidente de turno de la UE defendió su presencia en la inauguración de los Juegos Olímpicos en respuesta a la petición "de todos" los Gobiernos de la Unión, y aseguró que a Pekín acudirá a ejercer su libertad de expresión a favor de los derechos humanos.
A su juicio, no es coherente pretender que China juegue un papel constructivo en la escena internacional y al tiempo humillarla con ausencias que la pueden encerrar en un nacionalismo peligroso. "China está cambiando", señaló, con alusiones a evoluciones positivas en Hong Kong, Macao y Taiwan.
Celebró también Sarkozy que a la cumbre euromediterránea del próximo domingo en París acudan todos los jefes de Estado árabes, excepción hecha del libio Muammar el Gaddafi, por considerar que es el mejor modo de establecer vínculos efectivos entre las dos orillas del Mediterráneo.
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