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Reportaje:gastronomía

Un robot treintañero

La Thermomix, invento de los sesenta, aún seduce a las nuevas generaciones

María R. Sahuquillo

Trocear, pulverizar, amasar o cocinar. No estamos hablando del todopoderoso brazo de un afamado cocinero, sino de un electrodoméstico que se ha convertido en imprescindible para tres millones de hogares y cientos de restaurantes en todo el mundo. El mítico robot Thermomix cumple 30 años en España pero es ahora cuando está en pleno auge. Lasaña, pan o masa de pizza, limonadas, sorbetes, salsas y un sinnúmero de cócteles. Las aspas de este electrodoméstico, que convierten a cualquiera en un verdadero cocinilla, se están haciendo un hueco también entre los más jóvenes y los apasionados por los chismes.

Tanto que en España se vende una Thermomix cada tres minutos y medio. Ya se ha alcanzado la cifra de un millón. La que llamaban el mezclador de sopa allá por sus comienzos en Francia en 1960 ha evolucionado. Lo que empezó como un electrodoméstico para amas de casa ahora no falta ya en la cocina de ningún chef. Sergi Arola presume de tener una colección de seis. "Una de ellas, de mi primer restaurante, tiene diez años", dice. Para él este robot de cocina es más que un gadget: "Es una buena herramienta y tiene muchas utilidades: emulsiones, picadas, purés...". Además de batir, trocear o amasar, la thermo calienta, hierve, cuece, cocina al vapor y al baño maría. Incluso dispone de una báscula que pesa los ingredientes.

En España se vende uno de estos electrodomésticos cada 3,5 minutos

"La cocina está de moda", dice Arola, que asegura que el secreto de este robot es que permite cocinar en casa platos que se podrían degustar en un buen restaurante. "Más que por ahorrar tiempo a la gente le encanta porque le gusta cocinar y va a poder hacer recetas muy creativas", sostiene. No es el único en hablar maravillas de este electrodoméstico. Otros como Ferrán Adrià en El Bulli o Paco Roncero en el Casino de Madrid (donde ha llegado a tener 12 Thermomix) también han tenido buenas palabras para este invento.

Este electrodoméstico crea adicción. Una vez que se pertenece al selecto club Thermomix se abre "un nuevo amanecer" a los ojos de sus usuarios, tal y como reza el título de su libro de recetas de cabecera. Tanto que muchos hablan de la "secta Thermomix", un producto de venta directa a cargo de más de 6.000 presentadoras en toda España. Trabajadoras como María Loureiro, que muestra el producto en decenas de hogares al mes. "Sólo pedimos al interesado que nos compre los ingredientes que necesitamos y nosotros vamos con la thermo y le enseñamos cómo funciona y qué platos puede cocinar", explica. Después de la compra pueden llegar los cursos o las thermo-parties, reuniones en las que se intercambian recetas y conocimientos sobre el mítico robot.

Manuela todavía no ha ido a ninguna. Esta burgalesa de 53 años aún se acuerda de cuando compró su primera Thermomix, allá por 1983. Sus amigas y sus hermanas se pasaban horas en su casa observando embobadas esa batidora que además calentaba. Por eso, en cuanto han salido de casa, sus hijas se han llevado una Thermomix debajo del brazo. "Nada más independizarse se la he regalado", dice. Ellas son jóvenes y huyen del concepto de ama de casa como de la pólvora. Les encanta cocinar. "Y hacer cócteles", apostilla Marian, la pequeña. Se declara fan de este aparato, aunque casi no le cabe en su minúscula cocina, y admite que con su sueldo apenas habría podido pagar los alrededor de 1.000 euros que cuesta.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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