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Reportaje:

"Después de un rato, ya te enrollas"

Unos 12.000 alumnos de secundaria han visto obras clásicas en este curso

Miguel Ángel Villena

"Lo más difícil es comprender el idioma, ese castellano antiguo en verso, pero, después de un rato, ya te enrollas y empiezas a entender la trama", comenta Beatriz. "La verdad es que la música en vivo y el vestuario ayudan mucho a que la función sea atractiva", señala Víctor. Varios estudiantes de un grupo de primero de bachillerato del colegio Nuestra Señora del Pilar de Madrid se atropellan en sus respuestas al dar su opinión sobre la obra El pintor de su deshonra, de Pedro Calderón de la Barca. Estamos en el vestíbulo del teatro Pavón, al lado de la plaza de Cascorro, en un descanso de este drama de honor montado por la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) y que hoy se representa en exclusiva para alumnos de ESO y de bachillerato.

A pesar del tópico, comienza el segundo acto y no se escucha una mosca

El grupo del colegio Nuestra Señora del Pilar, que ha acudido con Isabel Miravalles, su profesora de lengua y buena aficionada al teatro, forma parte de los cerca de 12.000 estudiantes madrileños que han asistido durante este curso escolar, que acaba de terminar, a espectáculos clásicos. Isabel Miravalles no tiene dudas sobre el enorme efecto didáctico. "Se trata", cuenta, "de formar espectadores y de que los chavales se den cuenta de que el teatro está vivo. También es importante que estos adolescentes y jóvenes vivan la asistencia al teatro como un rito social que ya es de adultos".

En otro rincón del vestíbulo, Juan Carlos Galán, profesor de lengua y literatura del IES Mirasierra, recalca que la asistencia a estas obras de teatro es voluntaria. "Ahora bien", comenta, "los alumnos pueden elegir entre venir al Pavón y ver la obra o leerla en su casa. Por supuesto, aprovechamos estas asistencias a montajes para explicar en clase el teatro del Siglo de Oro".

Los alrededores del Pavón se han llenado de una pequeña multitud de chavales con pantalones anchos y piratas, sudaderas de equipos deportivos, pelos al estilo rasta y minifaldas. Murmullos, gritos y aire festivo reinan en el vestíbulo hasta que se reanuda la representación de El pintor de su deshonra, un drama de honor dirigido por Eduardo Vasco que plantea temas del siglo XVII, aparentemente antiguos, pero que desgraciadamente siguen de plena actualidad por la violencia contra las mujeres. A pesar de lo que indicaría el tópico de una juventud gamberra e irreverente, comienza el segundo acto y no se escucha ni una mosca en el patio de butacas. Unos 300 estudiantes abarrotarán la sala y seguirán el impactante desenlace. La música en vivo de un trío de cuerda y el colorista vestuario han impresionado a muchos chavales.

"Siempre pedimos a los centros", aclara Mar Zubieta, responsable de publicaciones y actividades culturales de la CNTC, "que programen una clase introductoria antes de venir a ver los montajes. Nosotros ayudamos con material didáctico y se trata de que expliquen la obra, los valores de la época, el tipo de lenguaje y las características del espectáculo. Es innegable que muchos profesores de literatura muestran interés por el teatro".

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La formación de nuevos aficionados figura como uno de los objetivos de la CNTC. La directora adjunta de la compañía, Paloma de Villota, afirma sin vacilar: "Todo lo que se haga, siempre será poco, pero las cifras de espectadores de teatro son ascendentes en nuestro país".

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