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Entrevista:ALMUERZO CON... ISABEL CAMPI

"Ser moderno no se lleva y eso es malo"

Anatxu Zabalbeascoa

Acepta la invitación a condición de que la recoja en su casa. Hace semanas que la historiadora del diseño Isabel Campi (Barcelona, 1951) ve el mundo desde una silla de ruedas. Convaleciente de una operación, elige un restaurante cercano y sin barreras arquitectónicas.

Así, la comida pasa a un segundo plano en la enoteca, un local donde puedes elegir un vino a precio de bodega. "Ni locas nos tomaremos una botella", le anuncia al camarero. Y pide un Verdejo.

La historiadora del diseño cree que vivimos atrapados en la regresión

Comenta que la vida sobre ruedas depende tanto de la accesibilidad de los lugares como de uno mismo. "Hay taxis preparados y locales adaptados, pero cuando estás convaleciente no quieres averiguar demasiado de la vida de otra manera y, pensando que tu situación es temporal, te encierras a trabajar por Internet", explica.

Hemos llegado rodando: rampa abajo, escalón atrás y calle arriba hasta alcanzar el restaurante. Aquí elige una ensalada de cigalas y un lenguado. Y empezamos a hablar de diseño. Campi es una de las pocas historiadoras de esa disciplina en España. Comenzó dibujando muebles, pero cuando en 1976 se quedó sin trabajo, ofreció clases de historia del diseño. "Fui autodidacta. La bibliografía era en inglés, la compraba cuando viajaba. Decidí que me gustaba más pensar sobre los muebles que hacerlos". Con los apuntes de las clases montó su primer libro de historia del diseño. Corría 1987 y en 20 años ha escrito dos. Entre una y otra, estudió Historia del Arte. Cuenta que el debate en la historia del diseño es "el esfuerzo por desvincularse de la del Arte, que contempla poco la sociología". En la del diseño, el usuario es fundamental. "Los productos consagrados tuvieron éxito de público y crítica".

Llega el postre: fresitas. "Existe la creencia académica de que el diseño es algo excéntrico. Se estudian los edificios industriales, las máquinas, pero nunca los objetos que salieron de esas fábricas. Yo hago eso". Para hacerlo, ha ideado La Fundación Historia del Diseño (www.historiadeldisseny.org). Además, imparte clases en Eina y el Instituto Europeo del Design. En su libro Diseño y nostalgia, el consumo de la historia recuerda cómo los griegos rendían honores a sus antepasados sin imitarlos mientras nosotros los imitamos sin rendirles honores.

"Hoy ser moderno no se lleva, conocemos fallos de la modernidad, como el descuido del medio ambiente. Pero durante décadas lo moderno era lo bueno. Y serlo implicaba enterrar el pasado para mirar con optimismo al futuro". Sostiene que la nostalgia ha vuelto como resultado de la imposición moderna. Teniendo en cuenta ese borrón de la historia que pretendió el movimiento moderno, ¿la nostalgia resulta liberadora o regresiva? "Los mayores son nostálgicos porque a partir de cierta edad tienes más pasado que futuro. Pero en los jóvenes la nostalgia es regresiva". Admite que una cultura necesita conocimiento del pasado. "Pero es nostálgico creer ciegamente en las bondades del pasado olvidando las epidemias". "En el XIX se entendió la historia como un catálogo del que elegir estilos. Tuvo sentido, pero al final se convirtió en una dictadura".

Campi distingue entre funcionalista y funcional explicando que un bastón con una empuñadura labrada es funcional y otro sin empuñadura es, además, funcionalista. Su silla de ruedas también lo es: plegable, ligera y ergonómica. En eso radica su belleza. Además, es un diseño español.

La vida en silla de ruedas cambia. "Te encierras en Internet".
La vida en silla de ruedas cambia. "Te encierras en Internet".C. SECANELLA

Restaurante Vinya Roel. Barcelona

- Pan y cubiertos: 4,90.

- 2 Ensaladas cigalas: 33,50

- Lenguado Plancha: 23,65

- Carpaccio Buey: 16,90

- Fresitas: 8,55

- Helado de queso: 5,75

- Agua: 2,30

- Dos copas de vino: 7,90

Total: 103,45 euros (con IVA).

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