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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Entre dos Congresos

La crisis económica sorprende a Zapatero con unos aliados reticentes y un PP más centrado

Una semana después del congreso del PP y a igual distancia del que celebrará el PSOE, el Gobierno se acerca a cumplir sus primeros 100 días (el 22 de julio) en condiciones muy diferentes de las previstas por Zapatero en la campaña electoral. El encuentro entre el presidente y Mariano Rajoy, aplazado precisamente por la celebración de ambos congresos, tendrá lugar en el mes a punto de iniciarse y será ocasión para calibrar hasta qué punto han cambiado las relaciones (políticas y de fuerzas) entre Gobierno y oposición.

En los últimos días, el partido del Gobierno ha sido puesto en minoría parlamentaria en relación con la exigencia de comparecencia del presidente para dar explicaciones sobre la crisis económica. El PSOE proponía (y era lógico) que compareciera el vicepresidente económico, pero tuvo que aceptar que lo haga Zapatero. Algo así hubiera sido improbable en la anterior legislatura. Los aliados, fijos o eventuales, del Gobierno no le habrían dejado solo. La novedad no es que carezca de tales aliados, sino que a éstos no les importe coincidir con el PP; lo que más les unía en el periodo anterior era el rechazo compartido a ese partido.

Esa novedad tiene que ver con que a los aliados no les fue muy bien el 9-M, pero también con el giro al centro impulsado por Rajoy frente a los sectores (internos y externos) que le habían movido la silla. Su mensaje al 16º Congreso de que nunca más sus adversarios debían recibir votos "por miedo a que gane el PP" se ha traducido en la renuncia a hacer oposición en torno a cuestiones de Estado y en el abandono de la quimera de la mayoría absoluta. Y esto último, a su vez, en un intento de recomponer la relación con los nacionalistas.

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En primer lugar, con CiU, aprovechando la dificultad de Zapatero para acercarse a esa formación sin poner en peligro su propia relación con los socialistas catalanes. Pero también con el PNV cuando se libre de Ibarretxe. Rajoy ha comprendido que puede pactar con los mismos con los que pueda hacerlo el PSOE, y que con los que no puede, tampoco puede ahora el PSOE. Al mismo tiempo, el acuerdo básico respecto al terrorismo (Zapatero reitera hoy en EL PAÍS su rechazo al diálogo con ETA) favorece el restablecimiento de los consensos rotos durante la pasada legislatura. Un tema obligado de la entrevista entre ambos líderes será el desbloqueo del Tribunal Constitucional y del Consejo del Poder Judicial.

Pero el eje de la oposición del PP será la crisis. El PSOE se presentó a las elecciones prometiendo que sería la legislatura del pleno empleo, y con una previsión de crecimiento muy alejada de la que se admite hoy. Las prioridades deberán ser ahora otras, y el discurso no podrá ya limitarse a recordar lo que hizo el PP en el pasado. Adaptar su mensaje a una oposición más centrada y a una situación social más conflictiva es la tarea que tiene por delante el congreso socialista del próximo fin de semana.

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