La deuda hipotecaria
Cuando en 1982, a raíz de la moratoria mexicana, el problema de la deuda externa saltó a primera plana de todos los periódicos, se inició un movimiento solidario mundial en favor de la condonación total o parcial de la deuda externa de los países subdesarrollados. Con mayor o menor acierto, algo se ha ido haciendo en ese sentido en las últimas décadas.
Hoy, la situación se invierte. Son las familias españolas las que acumulan un endeudamiento equivalente al 88% del PIB, del cual el crédito hipotecario supone una parte sustancial. Hay familias adineradas que pueden pagar holgadamente sus deudas. Y hay familias obreras a las que disfrutar el artículo 47 de la Constitución les resulta estresante. ¿Por qué no condonar parte de la deuda hipotecaria igual que ya hemos hecho con parte de la deuda del Tercer Mundo?.
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