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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Sólo un primer paso

Bush se apresura a levantar sanciones tras revelar Corea del Norte parte de su programa nuclear

Corea del Norte ha entregado, con seis meses de retraso, a China, como representante de las negociaciones a seis que completan EE UU, Japón, Rusia y Corea del Sur, una declaración detallada sobre su programa nuclear. En sí es una noticia positiva, pero debe tomarse con la debida cautela ante las estratagemas que el cerrado régimen comunista de Pyongyang ha venido exhibiendo a lo largo de estos años. Bush se ha apresurado a anunciar que levantará parte de las sanciones comerciales y que retirará al país asiático de la lista de Estados terroristas en un plazo de 45 días.

El presidente americano tiene tantas ganas en el final de su mandato de presentar alguna acción positiva de su política exterior, que hasta es probable que se haya precipitado en la buena acogida dada a la noticia conocida el pasado jueves en Pekín. Son tantas las veces que Pyongyang ha engañado y escamoteado información en materia nuclear a la comunidad internacional, que la Casa Blanca quizá tendría que haber actuado con más prudencia. Japón, por el contrario, se ha mostrado bastante más cauteloso.

La realidad, de todos modos, es que tras el cierre hace un año del reactor de Yongbion, fuente de su plutonio de uso militar, Corea del Norte desmanteló ayer la torre de refrigeración de esa central situada al noroeste del país tras entregar a Pekín un inventario sobre los 37 kilos de plutonio que ha venido produciendo allí, cantidad suficiente para la fabricación de al menos seis bombas atómicas. El régimen de Kim Jong Il anunció en 2005 que poseía armas nucleares, lo que causó gran conmoción mundial, y meses después aseguró haber realizado con éxito una prueba.

Sin embargo, nada se sabe sobre su programa de uranio enriquecido, ni tampoco del arsenal real de armamento que puedan tener los norcoreanos. De ahí que las noticias de Pekín deben ser objeto de profunda verificación antes de que Washington y los demás países del grupo de seis faciliten a Pyongyang el millón de toneladas de combustible y ayuda económica y tecnológica prometidas conforme al acuerdo de desarme nuclear suscrito con Corea del Norte en febrero del año pasado. El depauperado país vuelve a estar amenazado por una hambruna tan seria como la de hace una década, pero no es descartable que el régimen paranoico de Kim regrese a las andadas con su política de militarización y de amenazas contra el sur de la península coreana.

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