Una Galicia logística
Corregir el posicionamiento geográfico negativo de un territorio exige mejoras en la conectividad y reclama plantear plataformas logísticas de interconexión. Galicia al partir de una situación periférica debe procurar situarse en el epicentro de las mallas y las redes internacionales. Para ello debe apostar por la logística.
Una actuación en el plano logístico significa que procedemos a incidir en un lugar o una infraestructura delimitada, en cuyo interior se realizan determinadas funciones relacionadas con el transporte, la distribución de mercancías y la agregación de valor a los productos y servicios, generando mayor eficiencia, seguridad, cumplimiento, calidad, regularidad, simplificación, sostenibilidad y eficacia. Es decir, es la resultante de un lugar privilegiado donde se complementan determinadas funciones y actividades.
En la actualidad, la generación de riqueza no depende de la riqueza previamente existente
La situación en los últimos años ha cambiando notablemente. Más comercio, mayor competitividad, más especialización, mayor complementariedad, más gestión integrada son notas básicas de este mundo que se hace cada vez más pequeño y quizás mas plano, como apunta Thomas Friedman, al ser más intenso el transporte y las comunicaciones, al aumentar las necesidades de movilidad e incrementarse las relaciones a distancia.
Los estudios sobre la evolución de las sociedades hacen hincapié en la revolución procedente de la economía del conocimiento. Dicha relevancia permite afirmar que la riqueza de un país no depende de la riqueza previamente creada. Históricamente, la riqueza de un país provenía de la agricultura o de la industria, y si un país no era una potencia agraria o no podía acumular capitales para poder financiar las inversiones industriales, las posibilidades de desarrollo eran muy escasas. En la actualidad, la generación de riqueza no depende de la riqueza previamente existente, por eso varios países que han escalado posiciones en los rankings de crecimiento, de desarrollo y de bienestar, sin apenas estar condicionadas por estructuras heredadas.
Asimismo, la globalización brinda grandes oportunidades y plantea algunos desafíos. Cada vez que el mundo se hace mas globalizado, más se forzará a lograr niveles más competitivos. Esta mayor competencia y rivalidad en mercados más grandes e integrados incita a plantear medidas de presencia, de interconexión y de posicionamiento diferenciado. Galicia, en esta tesitura, debe convertirse en un hub; esto es, en un nudo entre dos extremos, de origen y de destino, que haga de locomotora, que sea atractivo para las empresas que se ubiquen y que permita estar conectados con el resto del mundo. La objetivos de ese hub radican en la reducción de los costes intermedios, de los de transacción, de tiempos de transferencias y de orden de pedidos, ya que como dice el economista japonés Kenichi Ohmae, un país que desea avanzar no se puede quedar fuera del mapa.
Pero, hay que tener cuidado con la formulación de estrategias. No es bueno hablar únicamente de redes de conexión. Es sumamente interesante y genera mayores sinergias plantear soluciones en torno a los sistemas de transporte. Lo primero, las redes, justifica esquemas de ámbito radial con dirección centralizada y justificativa para la toma de decisiones en el campo de las inversiones. Lo segundo, en función de sistemas de transporte, apuesta por el policentrismo y por mayores opciones para aplicar las políticas de cohesión territorial, la subsidiariedad y la flexibilidad local.
Un ejemplo lo tenemos al comprobar cómo los mejores aeropuertos o los puertos más relevantes del mundo están gestionados desde los propios territorios y de manera individualizada, para de esta forma ser capaces de buscar sus propias alianzas empresariales y dotarse de mecanismos de intermodalidad con otros modos de transporte.
En consecuencia, Galicia puede estar situada en el epicentro de las redes y del mallaje mundial si lográramos concitar mecanismos de atracción de operadores globales y cubrir dos ejes básicos: el primero, hace referencia a los desarrollos logísticos (distribución, marketing, ventas y servicios) y el segundo, atañe al impulso de la economía conceptual (es decir, al diseño, a la creación de marcas y a potenciar el i+D+i). O sea, aplicar la regla 45+45+10 (45% a personas, 45% a sistemas, y 10% a infraestructura).
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