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El negocio funerario toca techo con 350 tanatorios para 315 ayuntamientos

250 de estas empresas de pompas fúnebres fueron inauguradas en la última década

Galicia ronda las 29.000 defunciones todos los años. Desde 1996, que murieron 28.879 personas entre las cuatro provincias, el año más negro fue 2003, con 29.805 fallecidos, pero la cifra se compensó en la siguiente temporada, con 28.540 difuntos. La comunidad nunca rebasa la barrera de los 30.000. Y en la última década, al tiempo que los tanatorios se multiplicaban por generación espontánea, pasando (según cálculos de la Federación Galega de Servizos Funerarios, Fegaserfu) de cien a 350, el número de clientes que atendió cada empresa bajó significativamente.

En 2006, último año del que el Instituto Nacional de Estadística ofrece datos, tocaron a 84 difuntos por tanatorio, aunque esto es sólo una media. "El negocio funerario ya no es negocio" lamenta Jorge Balado, secretario de Fegaserfu, cuya familia se dedica a las pompas hace casi 70 años pero no fundó tanatorio hasta hace 10. "Lo fue, pero ya no, y menos lo será en el futuro, así que ya no surgirán más empresas. Ahora toca adaptarse, competir dando más que el de al lado y, sobre todo, agruparse, prestando un servicio completo, desde la esquela hasta la lápida, pasando por las flores y la tramitación post mórtem", cuenta el que fue candidato por el BNG a la alcaldía de Castro de Rei en las pasadas municipales. Este cambio de tendencia, la fusión frente a la multiplicación, "ya se ha empezado a dar, tanto en Lugo como en Pontevedra".

José Becerra, presidente de Fegaserfu (el colectivo profesional más grande de la comunidad, que agrupa a 200 de estas empresas), dice que el verdadero bum tuvo lugar en el último lustro. "Desde 2003, los tanatorios se montaron en cualquier sitio, y hay pueblos con varios. En Ponteceso, por ejemplo, hay tres" y en la parroquia de Sabarís (Baiona), en una misma calle compiten por su particular mercado otros dos. La Xunta llegó a subvencionar el establecimiento de estas empresas, que también recibieron fondos de desarrollo rural de la UE. El tanatorio más modesto no baja de 300.000 euros, pero la inversión más habitual ronda los 600.000.

Competencia "brutal"

Cuando se abandonó la costumbre de despedir a los difuntos en su casa, Galicia, una de las comunidades más envejecidas, resultó ser un lugar desprovisto de servicios fúnebres a la moda. Sólo Asturias la supera en tasa de mortalidad. En 2006 (de nuevo se trata de los últimos datos procesados por el INE) murieron 1.167 asturianos por cada 100.000 habitantes, mientras que en Galicia la tasa fue de 1.080 y, en el otro extremo, el de las autonomías más jóvenes, Madrid registró 666 muertes y Canarias, 643. La media estatal se situó en 843 fallecidos por cada 100.000 vecinos, un 4,1% menos que en 2005. Como la tasa no crece, confiesa Becerra, "la competencia es brutal".

Por lo general, en su multiplicación desmedida, las empresas de pompas, ahora prácticamente todas con salas para velar cadáveres, no han cambiado de manos. "En este sector no hay intrusismo. Somos la gente de siempre", afirma Balado, "la misma gente que tenía en el pueblo la mueblería" y montó luego en el bajo de la casa un garaje con ambulancias y coches fúnebres. Ahora, han buscado un solar más grande al pie de la general y han abierto, para cerrar el círculo, un tanatorio y una floristería.

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"Aquí va a haber una lucha", anuncia el secretario. Y la batalla va a estar dirigida por las aseguradoras, porque son capaces de sentenciar de muerte a una empresa garantizándole el negocio a otra. Por eso "muchos empresarios de pompas han empezado a comprar corredurías". Y así captan a los clientes desde el principio. En esto no hacen otra cosa que emular a las grandes compañías: Ocaso creó Servisa, una empresa de pompas con sede en muchas ciudades, entre ellas las gallegas de Ferrol y A Coruña. Y Santa Lucía, por su parte, tiene Albia, que aquí ya se ha instalado en A Coruña y Santiago.

En España hay 23 millones de personas con seguro de decesos -un negocio que factura 1.500 millones de euros al año- y la mayoría se concentran en las ciudades. Si en Vigo está asegurado el 80% de la población, en el rural de Lugo sólo tienen póliza un 15% de los vecinos. "Esta gente prefiere pagar en el momento, y elegir a su gusto", dice Balado desde su tanatorio de Castro de Rei.

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