África se planta ante Mugabe
Líderes regionales exigen elecciones libres en Zimbabue - El opositor Tsvangirai se refugia en la Embajada holandesa
No hay comunicados oficiales ni grandes declaraciones, pero una revolución ha estallado en África: las principales organizaciones regionales se han plantado ante Robert Mugabe, de 84 años, el héroe de la independencia de Zimbabue reconvertido luego en el déspota que ha llevado a la quiebra a su país, con el 80% de paro y más del 160.000% de inflación. La Unión Africana, el Parlamento Pan-Africano y la Comunidad de Desarrollo Surafricano (SADC, en inglés) se han desmarcado por vez primera del héroe. Le exigen que ponga fin a la violencia y permita elecciones libres en las que pueda presentarse sin intimidación Morgan Tsvangirai, que ganó la primera vuelta en marzo.
Tsvangirai se refugió ayer en la Embajada holandesa tras anunciar que no participará en la segunda vuelta -prevista para este viernes- a causa de la ola de represión contra sus seguidores: más de 90 han sido asesinados, los detenidos se cuentan por centenares, se han prohibido mítines de la oposición y el régimen se niega a acreditar a observadores. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió al régimen de Harare que retrase la votación, ya que en las actuales condiciones, "carecería de toda legitimidad". Pese a ello, Mugabe, que gobierna con puño de hierro desde 1980, quiere seguir adelante con la votación y convertirla en un plebiscito "contra el imperialismo".
Casi cien miembros de la oposición han sido asesinados en la ola de represión
El tono de los organismos africanos no tiene precedentes, aunque no es todo lo contundente que desearían Reino Unido y Washington. El enviado del Parlamento Pan-Africano, Marwick Khumalo, sostiene que la violencia impide que se celebren elecciones libres y reclama que los países africanos se nieguen a avalarlas. El presidente de la Comisión de la Unión Africana, Jean Ping, subraya su "gran preocupación" por lo que sucede en Zimbabue pese a que el régimen clama que la situación es de normalidad. Y el presidente de turno del SADC, el jefe de Estado zambiano, Levy Mwanawasa, reclama que se aplacen los comicios "para evitar una catástrofe", llama a la movilización de los africanos para "salvar Zimbabue" y juzga "escandaloso" el silencio oficial de su propia organización. Botsuana y Tanzania se han mostrado también muy críticos con Mugabe.
Hasta ahora, todos miraban hacia otro lado ante los atropellos del sátrapa, que mantiene aún entre algunos sectores el aura del libertador africano que puso fin al apartheid del Estado rodhesiano. "Aún hay africanos que le ven como un héroe y los antiguos movimientos de liberación se ayudan mutuamente con el único objetivo de mantenerse en el poder: en Suráfrica, en Namibia, en Angola, en Mozambique y por supuesto aquí", explica, en conversación telefónica desde Harare John Makumbe, politólogo de la Universidad de Zimbabue.
El silencio de las autoridades africanas permitía hasta ahora a Mugabe presentarse como una víctima del imperialismo, con el que asociaba a Reino Unido -la ex metrópoli- y a EE UU. El núcleo duro del SADC, organismo regional que agrupa a 13 países, se reunió ayer para debatir "el problema de Zimbabue". El mediador oficial del SADC es el presidente surafricano, Thabo Mbeki, muy criticado por su connivencia con Mugabe. Hasta ayer guardaba silencio y sus portavoces insistían en que la mejor opción sería un Gobierno de gran coalición.
Anoche, el Consejo de Seguridad de la ONU condenó en una declaración la violencia contra la oposición, que hace imposible que la segunda vuelta sea "libre y justa". Para que Suráfrica, China y Rusia apoyaran esta primera acción formal del Consejo en la crisis, hubo que rebajar el tono del texto inicial.
Tsvangirai, que ganó la primera vuelta con el 49% de los votos, decidió retirarse el domingo ante la escalada de violencia y el veto a la extensa red de observadores que en la primera vuelta impidió el fraude. Pero ayer dejó abierta la posibilidad de reconsiderar la decisión si se pone fin de inmediato a la violencia. Pero Makumbe es muy pesimista: "Es un momento muy peligroso. La violencia sigue y se va a incrementar todavía más porque el régimen obligará a todo el mundo a ir a votar a Mugabe. Necesitamos urgentemente cascos azules", concluye.
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