Sin fecha de caducidad
Prendas y creadores que marcaron tendencias en el efímero mundo de la moda
Traje de chaqueta
Dior
Carmel Snow, editora de Harper's Bazaar, bautizó como New Look la primera colección de Christian Dior, en el número 30 de la avenida Montaigne en 1947. Los trajes de chaqueta de cintura de avispa y las faldas amplias con enaguas como las que usan las bailarinas se impusieron como contrapunto de una época marcada por la austeridad y la depresión tras la Segunda Guerra Mundial. Con Dior (1905-1957) se inauguraba una época que significó un momento dorado para el mundo de la costura y un punto de inflexión en el vestir ya que modificó las tendencias de las siguientes décadas. Apenas un par de años después de aquel desfile, la casa Dior logró el 5% de los ingresos nacionales por exportaciones y producía una media de 12.000 vestidos al año, una cifra que para sí quisieran las grandes marcas del siglo XXI.
Pantalón
Chanel
Despreciaba los signos de ostentación de su época y decidió cambiarlos. Acortó las faldas, creó los trajes de chaqueta que liberaron a las mujeres de los corsés, puso cadenas a los bolsos y consiguió que un simple vestido negro, basado en parte en el del orfanato donde pasó parte de su infancia, se convirtiera en una referencia de la elegancia, pero Coco Chanel (1883-1971) lideró también un movimiento de mujeres que empezaron a cortarse el pelo, tomar el sol y andar con zapato plano. Con todo, la diosa de la Rue Cambon de París fue también la persona que popularizó el uso del pantalón en una época en la que el mismísimo Hollywood se escandalizaba cuando actrices europeas como Marlene Dietrich lucían una prenda que hasta entonces todos identificaban con los hombres.
Rebeca
Joan Fontaine
Va y viene, pero nunca desaparece del todo. La rebeca o el twin-set (conjunto de chaqueta y jersey de cuello redondo) se mantienen como un clásico, una de esas prendas que completan el fondo de armario. En la actualidad se fabrican en algodón, en lino o en seda e incluso se le añaden estampados o cuadros, pero, en origen, la chaqueta femenina de punto, sin cuello, abrochada por delante y cuyo primer botón está, por lo general, a la altura de la garganta, se usaba únicamente de lana. En general, se trataba de prendas tejidas a mano y eran conocidas como cárdigan, en honor al conde que popularizó su uso. Posteriormente la puso de moda la actriz Joan Fontaine en la película Rebeca, de Alfred Hitchcock, en 1940, y de ahí tomó su denominación actual en España.
Cazadora de cuero y camiseta
Rock y cine
El cine y la música se confirman como una de las armas más poderosas para marcar tendencias. Dos películas -Un tranvía llamado Deseo, de Elia Kazan, y Salvaje, de Stanley Kramer- pusieron en los años 50 los cimientos de lo que se convertiría en el look original del rebelde. Las imágenes de un Marlon Brando desafiante, con su cazadora de cuero negro, subido en una moto, o interpretando el personaje de Stanley Kowalski (nada que ver con su talla moral), con su camiseta blanca ceñida, lo convirtieron en un ídolo juvenil, seguido de cerca por James Dean. Una cuestión de pura imagen. Décadas después nacía en el Reino Unido el movimiento mod, al que siguió después el rock psicodélico y el movimiento punk, que acabaron por convertir cazadora y camiseta, en cualquiera de sus versiones, en emblemas del inconformismo. Así siguen.
Minifalda
Mary Quant
Mary Quant (Londres, 1934) no tenía experiencia como modista cuando inauguró su tienda en King's Road, pero muy pronto empezó a diseñar ropa de manera intuitiva. Precios asequibles y un estilo moderno que se identificaba muy bien con la época acabaron por lanzarla, aunque lo mejor estaba por llegar. En 1964 levantó una auténtica polvareda con un desfile en el que una delgadísima (para los cánones de la época) Twiggy presentaba una falda de unos 35 a 45 centímetros. El Vaticano no tardó en alzar la voz contra una prenda que empezó a popularizarse rápidamente en el mundo entero. Incluso los colegios ingleses amenazaron con expulsar a las alumnas que se atrevieran a usar la minifalda. Pero las prohibiciones no hicieron sino aumentar su fama. Después vendría el short y ahora las microfaldas.
Vaquero
Levi Strauss
Rotos todos los parámetros de la moda, el vaquero se ha convertido en prenda imprescindible. Hasta hace pocas décadas sólo se usaba para ir a trabajar o como atuendo de fin de semana, pero ahora se lucen hasta en las fiestas. Hay tantas marcas como modelos y fanáticos que almacenan hasta una veintena en su armario. Los primeros blue jeans se pusieron a la venta en 1873, fruto de la asociación comercial de Levi Strauss, emigrante bávaro afincado en San Francisco, con el sastre de Nevada Jacob Davis. Se vendían como uniforme para los trabajadores, especialmente los mineros, necesitados de ropa resistentes en plena fiebre del oro. El espaldarazo definitivo llegó cuando se convirtieron en uniforme del cowboy hasta que tomó el relevo la generación beat y los convirtió en un símbolo de contestación al sistema.
Esmoquin
Yves Saint Laurent
Hace un par de semanas lo enterraban en París con todos los honores y, en su obituario, la prensa le ha dedicado páginas hasta hartarse. Yves Saint Laurent no ha vestido a todas las mujeres que le admiraban, pero sus diseños no han dejado de reproducirse de manera incansable para gente de toda clase y condición. ¿Su secreto? En 1966 adaptó el esmoquin, traje de etiqueta masculino por excelencia cuyo origen se remonta al siglo XIX, a las curvas de la mujer, originando con ello un nuevo concepto de la moda. El propio YSL lo explicó así en una película: "Busqué mi estilo en el guardarropa masculino porque había observado que los hombres tenían mucha más confianza en su ropa que las mujeres". Convertida esta prenda en un clásico, siguió desarrollando creaciones como la sahariana o la blusa transparente.
Chándal
'Hip hop'
El diccionario lo define como traje deportivo que consta de un pantalón y una chaqueta, pero su función se ha visto trascendida por su uso cotidiano. Denostado hace décadas -"Con mi chándal y mis tacones / arreglá pero informal", cantaba Martirio antes de que Madonna le hiciera caso-, se ha convertido en un icono. Las grandes firmas lo han incorporado a sus colecciones, al tiempo que adolescente, chándal y deportivas suenan ya como sinónimo. Conviene recordar que la tribu del hip hop y el breakdance lo sacaron a la calle y lo convirtieran en atuendo de un estilo de vida. En el buscador Google, reciente Premio Príncipe de Asturias, se encuentra que el origen de la palabra data del XIX y proviene del francés chandail (chand d'ail, vendedor de ajo), porque los verduleros de Les Halles se ponían un jersey de punto para protegerse del frío.
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