Olivas augura tipos de interés más altos y mayor inflación y desempleo
El presidente de Bancaja destaca las dificultades para obtener financiación
El presidente de Bancaja, José Luis Olivas, trazó ayer en Valencia un inquietante perfil del horizonte económico: "A corto plazo viviremos una época con inflación más alta, tipos de interés más altos, desaceleración por el bajo crecimiento y aumento del desempleo". Con todo, aseguró que "no se llegará a la recesión" y se declaró optimista por la "gran capacidad de reacción del entorno económico" europeo.
"Hay una guerra por obtener los pasivos de los ahorradores"
Olivas expuso su punto de vista sobre el momento económico ante un nutrido grupo de empresarios valencianos en una jornada de la Asociación para el Progreso de la Dirección, y les recomendó "trabajar más" para hacer frente a los efectos de la desaceleración y recuperar el dinamismo de la economía española.
En su análisis, la crisis financiera mundial ha producido un freno en las posibilidades de apalancamiento de las empresas y un endurecimiento de las condiciones de financiación, así como "una clara presión inflacionista", que aumenta por la subida del precio del petróleo y de los productos básicos. Según explicó, estas circunstancias contribuyen a que "la evolución del PIB esté en una clara desaceleración, con una disminución importante del consumo privado y una paralización casi absoluta del sector inmobiliario", lo que a su vez ha llevado al Banco Central Europeo a pasar en unas semanas de pensar en bajar los tipos de interés a anunciar que está considerando aumentarlos como consecuencia de la presión inflacionista.
En ese sentido, Olivas refirió que los diferenciales sobre el euríbor ya son más caros y que el cliente ya está notando la subida de los tipos de interés. El presidente de Bancaja justificó este ascenso en que los intereses pagados por los depósitos son más caros porque los mercados financieros internacionales cerraron con motivo de los efectos de las hipotecas subprime y ahora "hay una guerra por alcanzar el pasivo de los ahorradores".
Ante la restricción crediticia que padecen las empresas, Olivas defendió que Bancaja sigue potenciando el ritmo de los créditos, aunque insistió en las dificultades de acceso a la liquidez por la "degradación del sistema bancario internacional". Además, desveló que a los bancos y cajas españoles les vence ahora el plazo de la deuda de 175.000 millones de euros de financiación internacional sin que puedan obtener créditos por una cantidad aproximada, lo que va a dificultar más aún que las entidades pongan en el mercado más préstamos. A ello, sumó las penalizaciones que impone el Banco de España a determinados sectores como el inmobiliario. "Todo ello nos obliga a ser mucho más selectivos, no es nuestro capricho", arguyó.
Pese a este oscuro panorama, Olivas dibujó un luminoso retrato del estado de salud de las instituciones financieras españolas, y sobre todo de la que preside. Para él, la posición del sistema financiero español es "sólida y de absoluta solvencia" al no haber sido "contaminado por activos tóxicos", aunque se ha visto afectado por los efectos y tiene mayor dificultad para financiarse en los mercados mayoristas internacionales, siendo además la financiación "más cara y a un plazo más corto".
El presidente de Bancaja utilizó su cargo como burladero para evitar opinar sobre la deuda de la Generalitat, que él mismo presidió; sin embargo sí afrontó la demora de la salida a bolsa del 19% de las empresas participadas, Bancaja Inversiones. La entidad esperará a que la situación esté "más sosegada y con mejores expectativas". Según Olivas, "la volatilidad de los mercados bursátiles no recomienda en estos momentos sacar a bolsa el 19% del valor del grupo de participadas, manteniendo Bancaja la mayoría del capital con el 51%, decisión en la que coinciden los inversores americanos y alemanes del fondo".
"La tormenta no ha hecho más que empezar"
"Si la previsión es de nubes y claros, la tormenta no ha hecho más que empezar", diagnosticó ayer Rafael Sanmartín, socio director de Price Waterhouse Coopers, durante el preludio a la jornada de análisis y perspectivas sobre el momento económico celebrada en Valencia. La sensación de crisis (los especialistas prefieren hablar de desaceleración) planeaba muy baja sobre la cabeza de los empresarios valencianos.
El director del Observatorio de Coyuntura Económica de la Universitat de València, Vicente Pallardó, explicó que, siendo mundial, la desaceleración es más profunda en los países que apostaron por la construcción como motor económico y es más fuerte que la previsión. En España y los Estados Unidos principalmente.
Para Pallardó, hubo una "excesiva laxitud" en la liquidez con un "elevadísimo riesgo" que solo se podía evitar si el precio de la vivienda seguía subiendo y ello permitía refinanciar la deuda. El director del Observatorio de Coyuntura Económica atribuyó a las entidades financieras una "responsabilidad evidente" en la crisis y respecto a la economía valenciana recomendó corregir un modelo insostenible en el que la construcción tenía el mayor peso, con niveles superiores a la media americana.
Pallardó manifestó que como consecuencia de la desaceleración los españoles son más pobres y tienen dos años complicados por delante, aunque, indicó, "tampoco conviene exagerar" porque el país viene de "una fuerte y prolongada expansión".
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