Habla la cámara
Buscadores de imágenes invaden la ciudad en 'La noche de la fotografía'
"Mi dueño está enfermo. No es que le guste la fotografía, sino que hace fotos compulsivamente y necesita tratamiento. Tiene cuatro cámaras, incluidas lomográficas y analógicas, compactas y semiprofesionales como yo. Hasta ha creado con sus amigos una web, www.captura.org, y ya han subido 15.000 imágenes. A veces le acompaño a Fotógrafos Anónimos, donde hace terapia, pero no sirve de nada".
El testimonio desgarrador de la cámara de Andreu Buenafuente se repetía ayer entre la tribu de capturadores de imágenes de La noche de la fotografía, organizada por PhotoEspaña (www.phedigital.com). Casi mil cámaras y sus respectivos propietarios salieron por la tarde desde la Fundación Canal donde Buenafuente anunció el tema del Photomaratón: la resistencia.
"Mi dueño ha creado una 'web' a la que ha subido 15.000 fotos", dice una máquina
"¿Te parece poca resistencia convivir con una dueña de 69 años hiperactiva y dicharachera? Lleva toda la tarde cantando Eres un enfermo, con sus amigas del taller de fotografía organizado por los Servicios Sociales del distrito Centro", suspiraba una cámara compacta enganchada con una correa a la muñeca de su dueña. Imposible escapar. Fotos y más fotos al profesor del taller, a otros participantes y a sus compañeras que se tomaban la gincana a risa.
Algunas de las máquinas aportaban un particular punto de vista como la de Francisco, que disparaba desde su silla de ruedas. "Antes de estar así hacía fotos desde arriba y ahora me he acostumbrado a compensar esta perspectiva con los objetivos. Aunque sí es cierto que quizás aporte algo distinto", afirmaba el fotógrafo con humildad. Mientras bajaba la Castellana vio cómo otros muchos fotógrafos se abalanzaban sobre los tacones kilométricos de una joven.
Clic por la resistencia. También clic por una multa de la policía aunque finalmente la cámara de Francisco optó por presentar en el concurso el casco de un obrerode la construcción. Otros participantes ironizaron con un heavy bebiendo calimocho en la Gran Vía o una grúa en plena crisis económica.
La fiesta de la fotografía continuaba horas después en el barrio de Las Letras, donde se repartieron 250 cajas de zapatos convertidas en cámaras oscuras. Una cayó en manos del profesional más joven del maratón, Álvar, 10 años y las ideas claras. "Pactó con su padre que el recorrido, por mucha resistencia que hubiera, incluiría tiendas de chuches y descansos. No es la primera vez que emplea una cámara estenopeica como yo. Así que ahora sabrá aprovechar mejor el único disparo posible", argumentaba la caja.
Hacia la media noche, la tribu de fotógrafos esperaba ver el trabajo y las fotografías del colectivo Captura Org proyectadas en pantalla gigante con música en directo de pinchadiscos. Clic por la resistencia.
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