Ataques distintos
La violencia es una conducta humana instrumental destinada a servir a la imposición. Exceptuando pocas agresiones defensivas muy explosivas y coyunturales, la violencia casi siempre se ejerce para someter intencionadamente a otra persona. Quien agrede pretende imponer su punto de vista al otro. La víctima de la violencia, a su vez, es anulada en parte de su personalidad en alguna medida. Incluso cuando alguien se defiende, lo que intenta es parar una amenaza.
La violencia de género es un tipo de conducta de dominación que se manifiesta de hombres hacia mujeres. En violencia de género, los agresores se creen legitimados para corregir la conducta de una mujer por medio de la fuerza. Hasta que lleguemos a una sociedad sin subordinación del género femenino al masculino, de momento el código de programación de nuestro sistema social está escrito de manera que legitima y favorece que un género, el masculino, se imponga a otro, el femenino.
No existe la violencia femenina ni la violencia de género femenina. Lo que tenemos son expresiones individuales de violencia en donde mujeres agreden a hombres, igual que hombres agreden a hombres, o mujeres a mujeres. Es violencia interpersonal. Algo más de 10.000 mujeres están inscritas en el Registro Central de Violencia Doméstica. Esa cifra representa al 10% de las personas inscritas, pues el 90% son hombres. El registro refleja más o menos las mismas proporciones que tiene la topografía de la violencia de género comparada con otras violencias entre hombres y mujeres. Lo que nos dice ese 10% es que el 90% de la violencia doméstica, si tomamos sólo las condenas en firme, es violencia de género.
La violencia de género es una categoría que se puede expresar en otras categorías de violencia, por ejemplo la doméstica o la sexual. En más del 90% de casos de violencia entre hombre y mujer él es el agresor y ella la víctima. Los casos de violencia de mujeres a hombres no son violencia de género porque no están arraigados en un modelo social de dominación que es la causa y contribuye a mantener esa violencia. Desde luego son expresiones de violencia, que en muchos casos se derivan de denuncias interpuestas ante las mujeres por agresiones defensivas que ellas expresan ante situaciones de violencia de género que están sufriendo.
Andrés Montero Gómez dirige el Instituto de Psicología de la Violencia.
Andrés Montero Gómez dirige el Instituto de Psicología de la Violencia
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