Se acabó el bloqueo
Los antidisturbios detienen a 35 huelguistas en la carretera de Burgos, donde llevaban tres días - Las autovías se despejan
Al tercer día llegó el negociador. Con canas, vestido de paisano, con gesto resuelto. Un agente del Cuerpo Nacional de Policía que ofrece dos opciones al centenar de camioneros atrincherados desde el lunes en el kilómetro 13 de la carretera de Burgos. O se van por la M-40 o habrá carga policial.
Los camioneros esperan en sus vehículos, con las ventanillas cerradas. Hablan por las emisoras. Deciden resistir. Llevan desde el lunes intentando entrar por la M-30. Y no se bajan del burro. Pero hoy los agentes no están para bromas. Tres días de colapso en Madrid son demasiados. Y las hormigoneras se han unido a la protesta con una lenta marcha por la M-40. Siguen pasando con cuentagotas los coches por el lateral.
Negocia José Belmonte, el camionero al que todos escuchan. Y dice que de ahí no les mueve nadie. Detenido. Los primeros lo radian por las emisoras a los de atrás. "Se han llevado a Belmonte". Uno avisa: "No ofrezcáis resistencia. No pasa nada. Nada de provocaciones".
Una fila de antidisturbios avanza hacia los camiones parados en sentido Madrid. Uno lleva una maza, otro un fusil de pelotas de goma. Y comienza el desalojo. Mucha tensión que no llega a las manos. Abren la puerta, apuntan la matrícula, requisan las llaves y se los llevan detenidos. Los hay más finos. "Perdone, ¿puede usted bajar? ¿Quiere llevarse algún objeto personal del camión?", pide un policía al que graba una televisión. O más toscos. "O te bajas o te rompo la luna", amenaza otro. "Cuídelo, que vale mucho dinero y da de comer a la familia", pide un detenido. Así los primeros 35. Todos son conducidos tras las furgonetas policiales dispuestas en diagonal.
La Guardia Civil se lleva los vehículos a los depósitos municipales. Ellos son trasladados a Moratalaz, a prestar declaración por desórdenes públicos. Al otro lado, los camiones parados en dirección hacia Burgos son custodiados por otra fila de policías con porras y escudos que ni siquiera tienen que actuar.
Los antidisturbios del desalojo paran en mitad de la fila. Repiten la oferta. La respuesta ya no es tan clara. "¡No podemos dejar tirados a los colegas, que los suelten!", grita uno. Piden que les dejen sacar a ellos los camiones, que suelten a los compañeros detenidos y se irán. Pero no hay vuelta atrás.
Los que aún tienen llaves comienzan a salir por la única vía abierta: la M-40. Desde las emisoras consensúan: "Nos vamos. Iremos a Fomento en coches o a pie: desde allí seguiremos la lucha". "Vale. Vámonos". Levantan el campamento. A primeras horas de la tarde, el tráfico fluye por primera vez en tres días.
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