"Más que euroescépticos, somos euroignorantes"
John Banville (Wexford, Irlanda, 1945) es uno de los novelistas más reconocidos del mundo anglohablante. En 2006 recibió el prestigioso Booker, el máximo premio literario británico, por su novela El mar. Recibe a EL PAÍS en una céntrica vinoteca de Dublín. Se declara a favor del Tratado, de los Estados Unidos de Europa, y de todo aquello que lleva "lejos de los nacionalismos".
Pregunta. Todo el establishment político y económico irlandés pide el sí al Tratado de Lisboa. ¿De dónde toma tanto aliento el no? ¿Cuáles son sus raíces?
Respuesta. Hay que tener en cuenta que somos un país poscolonial. La autoridad es el enemigo. Siempre lo ha sido. ¡Las leyes están para infringirlas! Y no nos gusta que nos digan lo que tenemos que hacer.
P. ¿Cree que el no tiene más que ver con el sueño de una Europa mejor o con el miedo a perder bienestar y poder?
R. Tiene que ver con el miedo. El momento económico no es bueno, y algunos aprovechan para agitar fantasmas sin honestidad. Y tiene que ver, por supuesto, con la ignorancia. Hay muchas personas inteligentes que votarán no, pero si esa opción gana será gracias a la ignorancia. Más que euroescépticos, somos euroignorantes. La mayoría de las personas no tiene ni idea de Lisboa y de muchas otras cosas. En cierto sentido creo que es absurdo preguntar a los ciudadanos sobre semejantes cuestiones. ¡Que decidan los Gobiernos, para eso están! Luego ya los pueblos decidirán si éstos se quedan o se van a casa.
P. El Tratado de Lisboa es muy complejo.
R. Sí. Pero históricamente lo que ha dado muchos problemas ha sido seguir a gente con ideas simples... Prefiero seguir a los que tienen las ideas complicadas. Y alejarme lo más posible de toda forma de nacionalismos. Algunos de esos nacionalismos aprovechan la complejidad del Tratado para contar mentiras.
P. De todos los argumentos que se esgrimen, ¿cuál es el fundamental en el bando del no?
R. Cierto recelo a perder parcelas de poder, de competencias. Irlanda ha sido siempre un país muy clientelar. Ahora, además, es rico. Desde que los curas han ablandado la presión, la gente se ha dedicado a hacer dinero...
P. Y con cierto éxito. Preocupa mucho que Irlanda se vea obligada a armonizar con los demás países su tipo de impuesto sobre beneficios empresariales.
R. Claro, se trata de una fibra sensible. Irlanda debe mucho a Europa desde el punto de vista económico, no hay duda. Pero mucho más a ese tipo de impuestos tan bajo para empresas. Nos ha hecho ricos. Pero dependientes del capital extranjero.
P. ¿Qué sociedad es la que usted ve tras el espectacular auge económico?
R. El precio de ser ricos es muy caro.
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