_
_
_
_
Reportaje:

Del caballo de Franco al caos

Las obras de la plaza de España de Ferrol han consumido 17 millones desde que se retiró en 2002 la estatua del dictador y no concluirán antes de 2010

"¿La plaza de España? No tiene pérdida. Es aquella desfeita de obras y óxido nada más llegar", responde una vecina cuando se le pregunta por la puerta de entrada a Ferrol. El desastre se traduce en seis años de obras intermitentes que enterraron a dos corporaciones locales, una nacionalista y otra popular, y que heredó una tercera, liderada por el PSOE con el apoyo de IU.

Ocho millones de euros de indemnización para Abeconsa, la empresa que inició la construcción de un edificio ilegal de 21 metros de altura en suelo público que la Xunta ordenó paralizar y cuya controvertida adjudicación cuestiona ahora la Fiscalía, y más medio millar denuncias resumen la interminable construcción de esta plaza.

Desde que la estatua ecuestre del dictador Francisco Franco, que durante tres décadas presidió la entrada a su ciudad natal, se apeó de su pedestal el de julio de 2002 por mandato de un gobierno nacionalista, la modernización de este céntrico espacio se ha atascado en un cúmulo de costosos despropósitos políticos y administrativos de díficil solución. Su coste global supera los 17,5 millones de euros con cargo a las arcas municipales, a la Xunta, a fondos europeos y a la empresa concesionaria del aparcamiento subterráneo (Estacionamientos del Noroeste, SA), que invirtió tres millones en la construcción de un gran estacionamiento de tres plantas bajo la plaza.

De los 7,9 millones que el municipio tuvo que desembolsar para compensar a Abeconsa, Política Territorial aportó 5,2 y el gobierno local adelantará los 2,7 millones restantes este mes con la intención de amortizarlos en un concurso para la explotación de un centro deportivo en las dos plantas construidas bajo rasante.

El edil de Hacienda de Ferrol, Ramón Veloso, precisa que el municipio invirtió otros 6,2 millones en actuaciones anteriores con cargo al presupuesto local, a fondos europeos y a la Consellería de Vivenda. Además, Veloso apunta que están en marcha otros dos concursos para saneamiento (60.000 euros) y pavimentación de la plaza (350.000). En total, 14,5 millones de euros, sin contar la inversión de la empresa que explota el aparcamiento. Y la cifra no acabará aquí.

Tres nuevos concursos

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Desde Urbanismo, el concejal Ángel Mato estima que serán necesarios al menos otros tres nuevos concursos para el ajardinamiento interior, conexiones viarias y la urbanización definitiva en superficie. El bipartito no pone fecha al fin de la obra que los vecinos intuyen muy lejana y que apunta al 2010, según distintas fuentes municipales. "Dudamos que esta corporación acabe la obra", critica César Manso, de la federación vecinal Roi Xordo. "Queremos una plaza verde y peatonal y tenemos una chapuza que se eterniza".

La plaza acumula horas y horas de debate plenario, media docena de protestas vecinales de todo tipo y un continuo cruce de acusaciones entre partidos que llegó a los tribunales. En noviembre, la Fiscalía pidió la imputación de los 13 ediles del PP e Independientes por Ferrol que adjudicaron un proyecto presuntamente ilegal en marzo del 2005. La causa se derivará al Tribunal Supremo por la condición de aforado del senador y ex alcalde Juan Juncal. La plaza arrastra, además, dos contenciosos interpuestos por PP e IF que contraatacaron por separado recurriendo la decisión del bipartito de parar las obras.

El caos en superficie de la obra se traslada también al subsuelo, al tráfico rodado y a los comercios de la zona. El gerente del aparcamiento, Álvaro Mittelbrunn, admite que la plaza es "un desastre" que afecta a la explotación del recinto. "No genera pérdidas, pero tampoco beneficios, ingresamos menos de lo previsto", explica. Para una veintena de pequeños comercios y establecimientos hosteleros que rodean la zona, la situación "es penosa" y la "fractura viaria" que supuso soterrar el tráfico por un túnel "mal pensado" que no permite giros parece un obstáculo de difícil solución. El concejal de Urbanismo reconoce que el primer proyecto del BNG ofrecía "una solución integral" para la plaza que se truncó con la irrupción de un gobierno popular "irresponsable" que "hipotecó" el futuro del espacio. "Hoy por hoy, el tema viario ya parece insalvable", admite Mato.

Más de un lustro después de iniciadas las obras, la plaza sigue sin rostro y se mantiene la incógnita de cúal será su aspecto definitivo.

Tomates verdes entre los escombros

Seis años después de su inicio, las obras de la plaza de España baten en negativo todos los récords del despropósito urbanístico. Hipoteca política, sangría económica y la piedra en el zapato de una veintena de pequeños comercios que han visto como los clientes se esfumaban año tras año entre zanjas y andamios. Un aparcamiento subterráneo de 625 plazas que nunca se llena y un túnel sinuoso por el que apenas pueden circular los autobuses, que irónicamente se cerró a los pocos días de su inauguración para tapar grietas y suavizar pendientes, completan el rocambolesco historial de este espacio público cuajado de cemento en sus 3.000 metros cuadrados y adornado provisionalmente con un mobiliario urbano de color óxido pretendidamente modernista que ha puesto de acuerdo a propios y extraños en su fealdad.

El aspecto de esta plaza a medio hacer parece un cajón de sastre de tubos y maleza, salpicada de fuentes turbias, adoquines rotos y modernas farolas. Entre los escombros, creció tímidamente una tomatera que durante unos pocos días fue el elemento más vistoso de una obra sin fin.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_