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Análisis:Coyuntura nacional
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Y está lloviendo a cántaros

Estas semanas pasadas, en las que ha llovido en cantidades que hacía mucho no se registraban, me han recordado lo que estamos observando en el campo de las estadísticas económicas: hacía muchos años que no veíamos caer datos tan malos y con tal virulencia. No es exageración literaria; basta con ver y contar, sin añadir calificativos, lo que sucede delante de nuestras narices. Esta semana conocimos el paro registrado de mayo, que, corregido de factores estacionales, aumentó en 91.500 personas, casi la misma cifra en que lo hizo en abril. El número medio mensual de afiliados a la Seguridad Social, un barómetro muy preciso de lo que ocurre con el empleo, volvía a disminuir, también en términos desestacionalizados, por quinto mes consecutivo, esta vez, en 54.300 personas. Las matriculaciones de automóviles de turismo caían un 24% respecto al mismo mes del año anterior, y las de vehículos de carga, un 38%. El indicador de confianza de los consumidores que publica el ICO se situaba en 56,4 (100 sería la situación neutra), casi 37 puntos por debajo de un año antes. El mejor dato de carácter macroeconómico publicado en la semana fue el índice de producción industrial de abril, que sólo disminuyó un 0,2% en tasa interanual, tras haberlo hecho en un 0,5% en el primer trimestre.

Las tres crisis (inmuebles, crédito y materias primas) interactúan, reforzando su poder destructivo
El PIB ya está registrando tasas negativas de crecimiento en este segundo trimestre del año

En la semana anterior, habíamos conocido el avance del IPC armonizado, cuya tasa interanual se disparaba desde el 4,2% en abril hasta el 4,7% en mayo. Los precios de producción industrial (IPRI) se aceleraban hasta el 7,2% en abril. El Banco de España nos decía que la balanza de pagos acumuló un déficit por cuenta corriente en el primer trimestre de 32.552 millones (el 11,3% del PIB de este periodo), un 22% más que en igual trimestre del año anterior. Las compraventas de viviendas caían un 30% en el primer trimestre, igual que las hipotecas. El histórico superávit del Estado se reducía a la mitad a causa de la caída de los ingresos, especialmente los impuestos indirectos. Las ventas al por menor a precios constantes siguieron en tasas negativas en abril (-3,4% interanual). Aún podría seguir aportando indicadores negativos, pero aquí me quedo, no sea que a alguien empiece a darle vértigo. Solamente, para completar el cuadro, recordar que el señor Trichet, presidente del BCE, nos dijo el jueves que era posible una subida de los tipos de interés, dadas las presiones inflacionistas. Lo que nos faltaba.

¿Qué está pasando? Pues que la carga de las tres crisis que se nos han echado encima, la inmobiliaria, la financiera y la de las materias primas, está siendo más mortífera y está actuando más rápidamente de lo que cabía prever.

Estas tres crisis, además, interactúan entre sí, reforzando su poder destructivo. El ajuste inmobiliario se inició ya en 2007, de forma suave, y así se creía que iba a continuar en este año, pero la crisis del crédito lo ha acelerado, provocando una brusca e importante caída del empleo en todos los sectores relacionados directa o indirectamente con la construcción y venta de viviendas. La inflación reduce el poder adquisitivo y encarece los costes de producción (pensemos que una subida del precio del petróleo del orden del 40%, como la que puede producirse este año, reduce la renta real de los ciudadanos y empresas españolas en torno a 1,3 puntos porcentuales del PIB anual). Las menores rentas reales deprimen el gasto de los consumidores, y esto, más la restricción del crédito y el deterioro de las expectativas, hunde la inversión de las empresas y el empleo de todos los sectores. España está sufriendo más que el resto de países europeos porque está más expuesta a los efectos de estas tres crisis.

El domingo pasado exponía las previsiones para 2008, que se iniciaban con un crecimiento cero en el segundo trimestre respecto al primero. Sin embargo, a la vista de la información disponible, el PIB podría estar registrando una tasa trimestral negativa. Vean el gráfico superior izquierdo. Los afiliados (el empleo) están cayendo a una tasa anualizada del orden del 2%. Si la EPA lo confirmara, dado que la productividad por ocupado viene creciendo al 1% anual, significaría que el PIB disminuye. El ajuste está siendo más rápido e intenso de lo previsto. Ahora bien, esto también puede tener un aspecto positivo: cuanto antes se lleve a cabo, antes podrá comenzar la recuperación. -

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).

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