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Entrevista:JORDI HEREU | Alcalde de Barcelona

"No quiero ver nunca más barcos que traen agua a Barcelona"

Blanca Cia

Hace un año, el 27 de mayo de 2007, era noche electoral en la sede del PSC de la calle de Nicaragua. Tras ocho meses como alcalde, al ser designado tras marchar Joan Clos al Ministerio de Industria, Jordi Hereu respiraba tranquilo al ver que la aritmética de los resultados revalidaba de nuevo la formación del tripartito. Pero no fue así y Hereu lleva su primer año de mandato gobernando en minoría a la espera de que su socio preferente, ERC, deshoje su particular margarita: sí, no, tal vez, depende, según como...

Pregunta. ¿Qué le queda del primer año?

Respuesta. Hemos ido aprendiendo. Los debates se han hecho más públicos y las discrepancias también. Tras el primer año, está claro que el objetivo es dar más estabilidad, dar con una fórmula de más previsibilidad.

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P. ¿Se ha acabado el año de inseguridad?

R. La cuestión es seguir adelante con el proyecto y explicar mejor nuestras posiciones. Y la oposición, también. El gobierno necesita más estabilidad para llegar a acuerdos en temas importantes para la ciudad. Y eso debería aclararse este verano.

P. ¿Qué temas importantes?

R. Infraestructuras que no gestionamos, pero que son vitales: Cercanías, agua, energía, aeropuerto, inmigración... No basta con tener la mayoría simple, lo mismo ocurre con grandes planeamientos urbanos que necsitan un gran acuerdo porque desarrollarlos es algo muy complejo. Me refiero al Carmel, la Sagrera o al Barça.

P. Habla de acuerdos y la oposición le tilda de antidemocrático.

R. No tiene ninguna base, ni jurídica, ni moral.

P. Pues insisten, por ejemplo con la tala de encinas del Tibidabo para la montaña rusa.

R. Es que esta cuestión es competencia del gobierno y no de las mociones del plenario. Confundir los planos es menospreciar las leyes que tienes.

P. Tras las lluvias, hay voces que cuestionan la conexión con el Ebro. ¿Qué opina?

R. Que no se puede dejar de hacer lo que hay que hacer. La interconexión no es sólo para Barcelona, es para más de cinco millones de catalanes. No es que Barcelona necesite la interconexión, es que Cataluña la necesita. Y además, porque no quiero que nunca más vengan barcos con agua a Barcelona. Hay que evitar esa imagen.

P. ¿Cómo es que con un gobierno amigo cuesta tanto que den luz verde a la estación de la Sagrera si es uno de los proyectos?

R. En un año, hemos avanzado en todo lo relativo al AVE, pero es verdad que nos queda esa cuestión con el Ministerio de Fomento y en eso estamos.

P. ¿Han mejorado sus relaciones con Fomento?

R. La valoración ya la haremos por cómo se lleve a cabo el trabajo que hay que afrontar, como el túnel del AVE.

P. ¿El modelo Barcelona se ha agotado? ¿Cuál es su modelo?

R. Nuestro proyecto se llegó a convertir en el modelo Barcelona y estaba basado en la transformación del espacio público, del tejido urbano, y en el acuerdo entre el sector privado y el público-social para llevar adelante proyectos. Ahora toca mejorar las políticas de cohesión social de la ciudad y profundizar en la descentralización. Todo eso con un nuevo posicionamiento de Barcelona como capital de Cataluña que es y de una determinada región europea, que nos aporte masa crítica con un aeropuerto de referencia para muchos millones de personas.

P. ¿Con un desarrollo económico potente?

R. Yo no apuesto sólo por el desarrollo económico descuidando lo social. Tampoco al revés. Barcelona debe hacer compatible un modelo social con el desarrollo económico. Hay que cuidar el entorno de la abuelita del barrio y a la vez atraer inversiones. Tenemos que ser el modelo de la integración de la inmigración mejorando la calidad de vida de todos. Y niego que eso sea sólo gestión.

P. Es que gestionar bien se debe dar por supuesto a un ayuntamiento...

R. Exactamente. La buena gestión genera autoestima en el ciudadano. Es una condición necesaria, aunque no suficiente. A mí no me vale describir grandes horizontes y al día a día no darle la calidad que se merece y cuidar de la gestión. El proyecto de Barcelona irá emergiendo frente a quienes lo quieren matar ya.

P. Hablemos de gestión. Una deficiente gestión puede torpedear una idea que ha cuajado: el bicing.

R. Es un buen invento y tiene defectos. Ahora todos los esfuerzos se tienen que dedicar a mejorar la calidad, a la logística. Hay que gestionar bien para que no muera de éxito.

P. ¿Qué prioridades se marca para el resto del mandato?

R. La transformación de los dos nuevos barrios

[la Zona Franca y el polígono de Bon Pastor] y la de Sant Andreu-Sagrera, que será la más importante de los últimos años. Otro objetivo es acabar con el déficit social de Barcelona respecto al resto de Cataluña. Y creo que será muy importante haber afrontado bien la crisis para lograr un cierto despegue económico atisbando un salto nuevo de la ciudad. Pero, sobre todo, con más autoestima y alegría. Éste es un tema de ciudad, no de gobierno.

Retórica salvadora

La entrevista con el alcalde se hace en la terraza del bar Paco, en la calle de Allada Vermell, en pleno Casc Antic de Barcelona. Dos personas se acercan a saludarle. Una mujer le dice: "A sus órdenes", y el alcalde le contesta: "Al revés, señora". Un joven le da una nota sobre un problema con un apartamento turístico.

P. ¿Percibe el pesimismo?

R. No, la gente lo que tiene son problemas y retos.

P. Entonces, ¿a qué se debe esa idea de que Barcelona ya no es lo que era?

R. Barcelona se ha utilizado mucho en el combate político, tanto en el catalán como en el del resto de España. Cercanías, el apagón, ahora el agua... Barcelona ha sido víctima de los déficits estructurales generados por gobiernos que nunca creyeron en ella. A Cataluña le interesa que Barcelona vaya bien. Iremos a etapas de más ilusión tras un año de encadenamientos malos junto con un mapa político lleno de elecciones y todo lo que suponen. Ahora lo que toca es sentar las bases para evitar más crisis de infraestructuras.

P. ¿Por dónde empieza?

R. Por trabajar duro. Yo no pienso escribir un libro con mi tesis. Hay demasiada retórica salvadora.

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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