El camino de Chikilicuatre
Es verdad que Chikilicuatre se quedó lejos de los puestos de cabeza en
el cada vez más rancio Festival de Eurovisión. Pero esta circunstancia no puede ir en su desdoro, porque
la pretensión de Chikilicuatre y sus patrocinadores no era alzarse con el triunfo, sino marcar un camino. No se sabe cuál, pero en cualquier caso, un camino. Para unos, pudiera ser el de la superación, al menos el de la superación de los complejos. Chikilicuatre demostró a Europa, y quién sabe si al mundo, que no es necesario componer una canción con más o menos talento ni interpretarla con mejores o peores habilidades para subirse a un escenario y, avalado por la votación de
los telespectadores, erigirse en momentáneo representante musical de un país. Un Chikilicuatre sobreponiéndose a los complejos habría sido toda una lección, y no sólo para la música.
Pero puede que fuera otro el camino, y no éste de superar los complejos, el que se propusiera marcar Chikilicuatre mientras fingía cantar en Belgrado. Por ejemplo, el camino de la fama. Ahora bien, no el camino de la fama en Eurovisión, que al fin y al cabo es una cita sin sustancia, sino el camino de la fama en general. Con su impagable ejemplo, Chikilicuatre habría venido a decir el sábado que lo importante es tener fama, sin preguntarse por qué. La fama sin motivo hizo de Chikilicuatre un producto para competir en un concurso musical. Pero nada impide que, en el futuro, y con idénticas aptitudes, dirija un programa de telerrealidad, anuncie fijadores de pelo o preste su imagen para una línea de ropa juvenil. Presentarlo a las elecciones, como hizo Coluche en Francia, tal vez resulte prematuro, pero todo es cuestión de perseverar.
Las incertidumbres acerca del camino que marca Chikilicuatre no permiten descartar que, pese a su popularidad de hoy, acabe arrumbado
en el olvido de los archivos audiovisuales, de donde sólo saldría para provocar vergüenza ajena.
En este caso, Chikilicuatre nos dejaría en paz y tomaría, por fin, las de Villadiego. Y que no tema traicionar su mensaje, porque hasta Villadiego también hay un camino.
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