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"Deslocalizar no es una calamidad, es dinamismo"

Los seis economistas gallegos que han realizado el estudio para la Xunta están muy lejos del neoliberalismo y suelen caminar por la acera de la socialdemocracia galleguista. Sin embargo han elaborado un ensayo tan provocador como realista. "Las deslocalizaciones de inversión de empresarios gallegos, más que una calamidad serían una prueba de dinamismo", arranca la primera parte del estudio del impacto de la globalización en la economía gallega. El libro ha detectado tres modalidades de deslocalización en Galicia, que se resumen a continuación.

- Deslocalizar sectores

El ejemplo en Galicia es el sector naval. El abandono de Astano y la migración de la actividad hacia Japón, Corea o China es la consecuencia del proceso deslocalizador. Los autores consideran que no debe nublar la vista la fuerte actividad coyuntural de lo que queda del sector, que es más una consecuencia de déficit mundial de capacidad de construcción que de una verdadera recuperación estructural por avance tecnológico o comercial. Este largo proceso de deslocalización se ha llevado por delante más de 30.000 empleos en los últimos 20 años.

- Para ampliar demanda

La deslocalización por ampliación de demanda se refleja, por ejemplo, en la apertura de factorías de componentes de automoción en el norte de Portugal. Este proceso se basa en instalaciones industriales más baratas (por costes de suelo, licencias e impuestos) y costes de personal más bajos. La deslocalización de las auxiliares de Citroën ha generado la implantación de diez grandes factorías de producción de capital gallego en Portugal.

- Por segmentación

La deslocalización por segmentación del proceso productivo tiene su paradigma en Galicia en el cierre de talleres textiles y de las líneas de procesamiento de pescado (atún) para las conservas. En el caso textil, los talleres de confección han sido sustituidos por fábricas en el tercer Mundo; en el caso de la industria conservera, las plantas gallegas han perdido actividad y empleo, trasladado a nuevas fábricas en Marruecos y Centroamérica.

El estudio considera que Galicia también ha salido beneficiada por procesos de deslocalización industrial por costes de mano de obra, y ponen como ejemplo la instalación en Vigo hace 50 años de PSA Peugeot Citroën.

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