La locomotora tira de nuevo
Alemania muestra su fuerza en medio de la crisis internacional
"¿Crisis? ¿Qué crisis?", se preguntaba el jueves un analista económico del diario alemán Die Welt. La primera economía de Europa parece estar capeando con éxito las turbulencias internacionales de los últimos meses. Expertos y analistas se confiesan sorprendidos por los buenos datos coyunturales de los últimos meses, que superan con creces las previsiones de los diversos institutos y organizaciones que vigilan la marcha de la economía alemana.
Si bien sufrió durante años por la ausencia de un auge inmobiliario semejante al que vivieron muchos países industrializados en la última década, la hasta 2005 renqueante economía alemana no tiene ahora que afrontar una crisis del sector comparable a la de España. Para 2008, los analistas consultados por este periódico esperan un crecimiento económico de entre el 2 y el 2,5%. Pese a todo, cuentan con una desaceleración económica a medio plazo.
Los expertos están sorprendidos por los buenos datos coyunturales
El invierno ha sido benigno y el sector de la construcción no se ha parado
Todo indica que el ciclo expansivo iniciado en 2005 no ha concluido
El talón de Aquiles de la economía sigue siendo el consumo privado
El pasado día 15, la Oficina Federal de Estadística sorprendió a propios y a extraños al anunciar que el Producto Interior Bruto (PIB) alemán creció durante el primer trimestre de 2008 en 1,5% con respecto al trimestre anterior, el mayor tirón en 12 años. El crecimiento medio en la eurozona se quedó en el 0,7%.
Son también excelentes los datos sobre población activa publicados esta semana: se han creado 1.400.000 empleos desde el primer trimestre de 2006. Este aumento, que equivale al 3,7%, es el mayor anotado desde 1990 en un periodo de dos años. En cuanto a la inflación, se redujo en abril al 2,6%, siete décimas menos que en el mes de marzo.
Como guinda, el índice de confianza empresarial que cada mes confecciona el instituto económico Ifo dio el miércoles un significativo espaldarazo a los optimistas, al subir 1,1 puntos respecto a abril. Todo indica que el ciclo de expansión iniciado por Alemania en 2005 está aún por concluir y que la locomotora económica de Europa marcha a buen ritmo, alimentada por carteras de pedidos llenas desde hace años. La economía alemana está demostrando una singular autonomía en el contexto internacional, que podría servir de ancla a sus socios europeos con mayores dificultades, como España o el Reino Unido.
Sin embargo, estos números alentadores no ahuyentan el fantasma de la recesión. Desde que la crisis crediticia estadounidense cruzó el Atlántico el pasado mes de agosto, los expertos y analistas económicos no han dejado de advertir en Alemania sobre sus posibles consecuencias. Su impacto no se ha notado aún demasiado, pero planean tres amenazas inmediatas: la fortaleza del euro frente al dólar, el precio rampante del crudo y las secuelas de una posible recesión en Estados Unidos.
En primer lugar, muchos expertos se temen que el sensacional crecimiento del 1,5% medido en el primer trimestre se deba a causas circunstanciales. La Oficina Federal de Estadística señaló en su informe del 15 de mayo que el inesperado crecimiento se debió sobre todo a las inversiones empresariales en construcción y en maquinaria. Sorprendidos por lo erradas que se mostraron la mayoría de sus previsiones para el primer trimestre, los analistas aseguran que ambos sectores atravesaron una época inusualmente propicia en los primeros meses de este año.
El invierno de 2008 ha sido inusualmente benigno y ha permitido que la industria de la construcción se saltara la pausa que por lo común imponen los inviernos gélidos de Centroeuropa. Las constructoras acometieron ya en pleno invierno proyectos previstos para la actual primavera. Se lo permitieron las temperaturas moderadas y la escasa nieve caída en los meses invernales. Por otra parte, con el año 2007 acabó también la vigencia de una regulación fiscal que permitía ciertas exenciones a las empresas por la compra de material. Los analistas calculan que muchos de los pedidos acumulados en 2007 se han entregado y cobrado en 2008.
Por mucho que estas contingencias permitan prever que el 1,5% no se repetirá en los trimestres restantes del año, también es seguro que se han quedado desfasados todos los pronósticos para 2008, como el birrioso 1,4% de crecimiento que preveía en abril para Alemania el Fondo Monetario Internacional.
Cuando hablan de comercio exterior, los medios alemanes suelen ufanarse de que el país es "campeón del mundo en exportaciones". Éste ha sido, de hecho, el principal motor económico de Alemania en la última década.
Pero el euro cotizaba el jueves a 1,57 dólares. El encarecimiento de la moneda única respecto al dólar también encarece los productos europeos y dificulta las exportaciones fuera de la Unión. En marzo de este año, Alemania exportó bienes por valor de 84.000 millones de euros, sólo el 0,2% más que en marzo de 2007. En enero y febrero, las exportaciones alemanas habían registrado sendos aumentos de casi el 9% respecto a los mismos meses de 2007. La sorpresa en esta estadística es que, pese a la muy comentada influencia del dólar en el comercio exterior alemán, lo cierto que es que el estancamiento se debe sobre todo al descenso de las exportaciones a la Eurozona, con diferencia el área económica más importante para el comercio exterior de Alemania. La demanda de países como España e Italia ha descendido por el enfriamiento de sus respectivas economías. Fuera de la Unión Europea, la demanda de productos alemanes aumentó en marzo el 3,5%.
Axel Lindner, economista del Instituto de Investigación Económica de Halle, señala la importancia de los países emergentes en las carteras de pedidos de las empresas alemanas y la "enorme popularidad que los productos alemanes disfrutan en todo el mundo". Países como China o la India son clientes fijos de la industria alemana porque invierten en infraestructuras y compran sobre todo maquinaria pesada o de precisión, para cuya venta el tipo de cambio o incluso el precio no son factores decisivos. En muchos casos, estos productos carecen de cualquier competencia fuera del made in Germany.
El superávit comercial alemán alcanzó en marzo los 16.700 millones de euros. Significa una reducción del 10,69% respecto a marzo de 2007, pero aún es una cifra enorme. Demuestra que, por lo menos de momento, las exportaciones a los países en desarrollo han compensado la caída de la demanda en Estados Unidos.
Sin embargo, si la crisis se agravara en Estados Unidos y se extendiera a las economías emergentes, Alemania tendría que contar con sus propios consumidores. Éste es precisamente el talón de Aquiles de la economía del país. La incentivación de la demanda interna es una de las asignaturas pendientes del Gobierno alemán. Además, su aumento beneficiaría a los principales socios comerciales del país, que son los miembros veteranos de la Unión Europea.
"Algunas deficiencias estructurales de Alemania se revelan en que el consumo es independiente del patrimonio", advierte Christian Dreger. El jefe de la sección de coyuntura del instituto berlinés de investigación económica DIW describe cómo "el aumento de los precios inmobiliarios o la subida de la Bolsa, que hacen que aumente también el patrimonio de las familias, no se refleja en el consumo privado en Alemania".
El fenómeno, sin duda beneficioso en tiempos de crisis financiera e inmobiliaria como el actual, "lleva a que el consumo dependa sólo de los ingresos fijos, lo que probablemente demuestra cierto anquilosamiento en la liquidez", opina Dreger.
Este menguado aumento del consumo aun en tiempos de bonanza y la reticencia de los alemanes a pedir créditos podría deberse, además, a la política de contención salarial mantenida por la patronal alemana en los últimos lustros y, sobre todo, a la profunda desconfianza de la población respecto a las drásticas reformas del Estado del bienestar emprendidas el mismo periodo. El miedo de las clases medias a la precarización aumentó en los últimos años con cada recorte de las prestaciones sociales en Alemania. Algunos analistas sostienen, sin embargo, que la caída del paro y una posible reducción de impuestos podrían derivar en un repunte del consumo privado en los próximos meses. Estos procesos, sin embargo, han demostrado en el pasado una lentitud notable.
Mejor humor se registra en los despachos de los ejecutivos, según demuestra la más reciente encuesta sobre confianza empresarial del instituto muniqués Ifo. Los 103,5 puntos que ha alcanzado este mes indican que los empresarios alemanes esperan un aterrizaje suave del auge económico.
Ni siquiera el precio del crudo, disparado desde hace meses, logra enturbiar del todo las perspectivas alemanas. Dreger alude al menor coste energético de la economía del país, donde "cada punto porcentual del PIB cuesta menos energía que, por ejemplo, en Estados Unidos". Es el resultado de la política de ahorro energético, aplicada desde hace décadas. La mayor amenaza del crudo sobre la economía europea descansa para Dreger en su influencia sobre la inflación y, por ende, sobre el consumo.
Tanto en la Federación de la Industria Alemana (BDI) como en la Cámara de Industria y Comercio (DIHK) confían en que el precio del crudo no va a repercutir de manera crucial en los resultados económicos de las empresas. Axel Lindner considera incluso que Alemania se beneficia del precio del petróleo "porque los países productores, los de la OPEC y Rusia son excelentes clientes, porque invierten parte de sus enormes ganancias en infraestructuras". Se entiende que made in Germany. -
El futuro de la clase media
El último informe sobre la pobreza en Alemania, presentado por el Gobierno esta semana, cayó como un puñetazo. Uno de cada ocho alemanes es pobre y lo sería uno de cada cuatro si se suprimiesen las ayudas sociales. El propio ministro de Trabajo, Olaf Scholz, destacaba el lunes el dato más preocupante del informe: ha crecido el número de trabajadores en activo con un nivel de ingresos inferior al límite de la pobreza.
A estas noticias se suma un informe redactado por la consultora McKinsey y conocido a principios de mes, que avisa de la mengua de la clase media en
el país. Si se mantiene el nivel actual de crecimiento, sólo el 50% de los
alemanes disfrutarán de ingresos
medios en el año 2020. El instituto berlinés DIW anunció en un estudio previo que entre 2000 y 2006, la clase media alemana se redujo del 62% al 54% de la población. La mayoría de los alemanes considera que el crecimiento económico de los últimos dos años no ha beneficiado su situación social o económica.
Consultado por este periódico,
incluso un economista de la Cámara Alemana de Industria y Comercio DIHK, que representa los intereses empresariales, se decía el pasado jueves "orgulloso de la economía social de mercado" alemana. Tres años después del llamativo "debate sobre el capitalismo" que calentó la precampaña electoral de 2005, los partidos de la
gran coalición entre socialdemócratas (SPD) y democristianos (CDU) que gobierna Alemania han encontrado en este desarrollo un filón para perfilar sus diferencias ante los votantes.
En la CDU de la canciller Angela Merkel aumenta el coro de voces que pide un recorte fiscal. La semana pasada, el grupo parlamentario
formado por la CDU y su partido hermano bávaro CSU fue escenario de una nueva alianza entre el ala social
y el ala liberal, que se unieron para llevar la contraria al Gobierno y apoyar una rebaja de impuestos. Los socialdemócratas, por su parte,
plantean el aumento de la presión fiscal sobre los ricos e insisten en la introducción de un salario mínimo interprofesional en Alemania. -
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