Chávez y Uribe se dan una tregua en la cita de Unasur
Como suele suceder últimamente, un gesto eclipsó el contenido de una cumbre, pero esta vez se trata de una imagen de distensión. Tras varias semanas de duras acusaciones y descalificaciones entre el venezolano Hugo Chávez y el colombiano Álvaro Uribe, ambos presidentes se estrecharon la mano y conversaron durante el acto fundacional de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) en Brasilia, que concluyó el viernes por la noche.
A pesar de la importancia que todos los mandatarios de la región dan al proyecto que impulsa Brasil y de las repetidas declaraciones de que ahora sí el proyecto de cooperación va en serio, la atención más inmediata se centraba en ver qué ocurriría entre los dos presidentes que mantienen durísimo un pulso agravado por la documentación esgrimida desde Bogotá y avalada por Interpol que relaciona al presidente venezolano con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Testigo del encuentro fue Maria Gabriela Chávez, de 20 años, hija del presidente venezolano. "Tu generación no puede heredar nuestros rifirrafes", dijo Uribe a la joven. Chávez confirmó el tono no hostil del encuentro. "Le di la mano a Uribe, di mi mano y no sólo la mano, sino la voluntad de recuperar la confianza perdida y retomar el camino de la cooperación", explicó Chávez.
Planes de Defensa
Uribe estrechó manos, pronunció palabras conciliadoras, pero no cedió un palmo en lo que considera la defensa de los intereses vitales de Colombia. Así se negó a formar parte del Consejo de Seguridad Conjunto de Suramérica, un organismo que en teoría servirá para que las crisis entre los países suramericanos se resuelvan dentro de ese marco regional y embrión de una fuerza militar regional capitaneada por Brasil.
"Tenemos problemas con países hermanos", apuntó para justificar su negativa. En 90 días, expertos se reunirán para elaborar la creación del consejo aunque el ministro de Exteriores de Brasil, Celso Amorim, confirmó que la decisión "ya está tomada". Sucede que sobre el mismo concepto cada país hace su propia lectura. Mientras para Brasil la iniciativa supone pasar a la acción en su proyecto de liderazgo del subcontinente, para Chávez y sus aliados el Consejo debe servir para contestar la decisión de Washington de reactivar el papel de la IV Flota de la Armada estadounidense, la que tiene asignado el Atlántico Sur.
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