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Hereu admite que la fuga química provocó el caos circulatorio y pide que se rectifique

Aprender de la experiencia y adoptar medidas correctoras. Éste es el mensaje que lanzó ayer el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, a propósito de la fuga química ocurrida el viernes en el Morrot, que provocó el caos circulatorio en la ciudad al cerrarse la Ronda Litoral durante casi nueve horas.

"Tenemos que pedir a los agentes que intervinieron que expliquen qué pasó y qué mecanismos se pueden aplicar", dijo Hereu, con el fin de mejorar la capacidad de respuesta ante un accidente como ése. El objetivo no es otro, dijo el alcalde de Barcelona, que conseguir, si se vuelve a producir una situación similar, que la ciudadanía no sufra tanto los efectos de un escape de esas características.

Con todo, Hereu señaló que "la actuación fue la correcta" y que funcionaron los mecanismos establecidos. "Cuando los expertos dicen que hay un determinado riesgo, esto es lo que se tiene que hacer", añadió Hereu, mientras se felicitaba por no tener que "contar ningún herido grave ni leve".

Los efectos de la fuga sobre el tráfico rodado en Barcelona fueron mayores al tratarse de un viernes al mediodía, día en que se incrementa el tráfico. El corte de la Ronda Litoral en los dos sentidos afectó a más de 57.000 vehículos, se llegaron a formar colas de siete kilómetros para entrar en Barcelona y los autobuses notaron el caos circulatorio durante todo el día.

Por su parte, el presidente del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández Díaz, pidió ayer un plan de mejoras de los accesos de la capital catalana para evitar que la ciudad se convierta en una "ratonera" ante emergencias como ésa. En opinión del concejal popular, el suceso del viernes pone de manifiesto que Barcelona es una "ratonera, no sólo por los colapsos generados, sino también por los atascos diarios", lo que, a su juicio, supone un "grave riesgo" ante accidentes como el ocurrido. Asimismo Fernández Díaz recordó que esta semana la Comisión de Urbanismo e Infraestructuras del Ayuntamiento de Barcelona ha aprobado por unanimidad advertir a la Generalitat de la necesidad de un plan de mejora de los accesos de la capital catalana.

La fuga de dimetilamina, un producto con propiedades similares a las de la gasolina, activó la fase de alerta del Plan de Emergencia Exterior y del Sector Químico, desde que se conoció el vertido hasta las 2.30 horas de ayer. La cantidad exacta de líquido que se derramó es difícil de precisar, aunque se estima que fueron unos 2.000 de los 24.000 litros que había en el contenedor de la terminal de mercancías del Adif, en el Morrot, muy cerca del puerto de Barcelona.

Los bomberos finalizaron ayer por la mañana las tareas de limpieza de la arena que se había vertido en la zona para contener y absorber la dimetilamina. De esta manera, la superficie afectada recobró ayer por completo la normalidad.

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