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Columna
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'Nuevos' catalanes

Montilla, Corbacho, Chacón: tres nombres que definen hoy en España lo catalán. Hace tan sólo cinco años casi nadie hubiera podido mencionar estos apellidos como el símbolo de quienes dan la cara en nombre de Cataluña. (Claro que entonces pocos hubieran apostado por José Luis Rodríguez Zapatero como jefe de un Gobierno en el cual, para mayor sorpresa, hay más mujeres que hombres). Cinco años atrás sólo poquísimos sabían quienes eran Carlos Ruiz Zafón, hoy el mayor vendedor español de libros; Juan Antonio Bayona, director de El orfanato, la película más taquillera este año; Jaime Rosales, el cineasta barcelonés que ha copado, con La soledad, los premios Goya, y Custo Barcelona, que hoy es una referencia de la industria de moda global: son otros cuatro nuevos catalanes.

Los creadores catalanes triunfan gracias a su trabajo independiente y desafiando el localismo

Hace cinco años, recordemos, Jordi Pujol -a través de Artur Mas- y Pasqual Maragall se disputaban el liderazgo político, y la cultura se entretenía con lo auténticamente catalán y lo catalán a pesar de todo: dos tendencias que polarizaron toda una época a través de la estéril polémica de la lengua, un emblema intencionadamente desaforado que ocultó la realidad real y sus transformaciones. Estábamos tan ensimismados en nuestras esencias que ignorábamos el deterioro de las infraestructuras -desde la red eléctrica hasta las Cercanías, pasando por el agua y todo lo demás- y desconocíamos el avance de una nueva ola de catalanes cuya característica es el mestizaje en todas las direcciones posibles. Éramos analfabetos del futuro, aunque todos los síntomas de estas sorpresas actuales estaban al alcance de la mano de haber ido un poco más a fondo en lo que verdaderamente importa.

En estos fugaces cinco años, como si el tiempo no contara, algunas estructuras han persistido. ¿Ejemplos? Instituciones como La Caixa rezuman sabor de eternidad, ah, el dinero. La burocracia autóctona -de catalanes para catalanes, un concepto introducido en lo público con la democracia- ha echado raíces: hoy es esa institución que garantiza a los jóvenes -qué porvenir el suyo- las lentejas; lo cual se alcanza, de modo preferente, haciendo amigos entre los aparatos de los partidos políticos. Éstos, a su vez, se disputan la herencia del clientelismo que dio 23 años de hegemonía al pujolismo, y la gestionan con escasa pericia, en comparación con la eficacia que dio el ejercicio del partido / pensamiento único. Por ahí se adivina un resquicio: hoy nos gobierna un tripartito, los catalanes somos plurales. Vaya novedad.

En ciertas cosas, el tiempo parece que se para, insensible a los cambios, y se crean dinámicas endogámicas que cristalizan en espejismos como el de la independencia catalana en un mundo real cada vez más interdependiente. Los delirios son libres. Es lo habitual: cambios y constantes, novedades y antiguallas, se entremezclan. Nada es del todo nuevo, pero nada parece inamovible y lo nuevo se topa, siempre, de bruces, con lo antiguo: las nuevas energías que afloran en este contexto de estrecho horizonte pueden acabar diluidas, en vez de rendir sus frutos.

Los tres nombres de políticos catalanes nuevos y los cuatro de creadores catalanes que hace cinco años eran desconocidos son ejemplos de que, pese a los compartimentos cerrados, la sociedad catalana está viva. Tan viva como para elegir un presidente de la Generalitat y enviar a Madrid dos ministros que hoy ejercen de catalanes plenos y antes hubieran sido calificados despectivamente como charnegos; son gentes que han labrado su catalanidad a pulso. No es poco cambio: uno es de donde quiere ser, los catalanes de elección no van a ser menos catalanes que quienes se lo encontraron hecho. A los tres, esta es la paradoja, les ha aupado el aparato político de su partido, han crecido en un compartimento estanco, aunque éste fuera, durante décadas, la oposición. A Montilla, a Chacón y a Corbacho se les va a exigir avanzar ampliando los horizontes colectivos, sin exclusiones.

Los cuatro creadores hoy descubiertos han triunfado -fuera de aquí, sobre todo- al margen de si son o no catalanes gracias a su trabajo personal estrictamente independiente. Han desafiado el localismo, las capillitas. Benditos sean.

m.riviere17@yahoo.es

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