Obama, a un paso de la nominación demócrata
El senador inicia una gira por Estados clave para apuntalar sus apoyos
Intentando aparentar indiferencia ante la decisión de Hillary Clinton de seguir presentándole batalla, Barack Obama se dejó ver ayer por primera vez en el debatido y decisivo Estado de Florida, donde el Partido Demócrata prohibió sus primarias pero donde un candidato demócrata se juega muchas de sus opciones de llegar a la Casa Blanca.
Tras la jornada electoral del martes y a falta tan sólo de tres primarias, Obama es el candidato presidencial con cualquier recuento que se haga, y su principal preocupación es ahora la de consolidar su mensaje de cambio frente al supuesto continuismo de su rival, el republicano John McCain.
La prioridad es ahora consolidar el mensaje de cambio frente a McCain
El senador ha iniciado el cortejo de grupos que le han sido hostiles
"Hillary Clinton ha cambiado el país y se lo agradecemos", afirma el aspirante
La carrera electoral norteamericana, sin perder su emoción y gancho popular -hubo nuevos récords de participación el martes en Oregón y Ken-tucky-, se ha hecho complicada y dispersa.
Es como si hubiera varias competencias al mismo tiempo. Una, la de Clinton contra Obama, que empieza a ser absurda, fundamentada sólo en una ilusión de la ex primera dama o en cálculos políticos que no son de dominio público. Otra, la de Obama contra sí mismo, la del candidato que obtiene el título después de varias y sonoras derrotas y mostrando serias debilidades hasta el final. Así hay que entender otra vez su apabullante revés en Kentucky. Y, por último, está la batalla entre Obama y McCain, la que verdaderamente cuenta, de la que saldrá el nombre del próximo presidente de Estados Unidos.
Como se ve, el más ocupado de todos es Obama, que participa en las tres competencias. En las últimas 24 horas se le ha visto, ciertamente, activo en todos los frentes.
Por un lado, ha intentado despedir elegantemente a Clinton. "Independientemente de como acaben estas primarias, la senadora Clinton ha destrozado mitos, ha roto barreras y ha cambiado el país en el que mis hijas y las de todos ustedes crecerán. Y por ello le estamos muy agradecidos", dijo Obama en la noche del martes en un discurso en Des Moines (Iowa).
Obama eligió Iowa, el lugar en el que despegó con su histórica victoria en los caucus de enero, para celebrar el hecho de haber conseguido ya una ventaja insuperable en el número de delegados elegidos en las urnas para la Convención demócrata. Con las cifras actuales, se puede todavía jugar un rato al sudoku y especular mil escenarios en los que los superdelegados hicieran tal o cual cosa. Es inútil: Obama sólo tiene que esperar pacientemente a que las primarias acaben el próximo 3 de junio y tendrá los delegados necesarios para su proclamación como candidato.
Obviamente, la siguiente pregunta es: si es así de claro ¿por qué sigue Clinton? Nadie tiene en el entorno de esta campaña una respuesta segura. Puede buscar la vicepresidencia, puede intentar negociar desde una posición de fuerza su futuro político o puede que tan sólo intente que su rival pague las deudas contraídas por tantos meses de campaña, que superan ya los 22 millones de dólares (14 millones de euros).
Esas cábalas son hoy el deporte favorito de columnistas y tertulias. Pero, a la espera de que se aclare la situación, Obama trata de actuar en los otros dos frentes en los que compite. Su viaje de tres días a Florida -al que también le persigue la sombra de Clinton, que improvisó una visita cuando se supo que Obama venía- constituye en gran medida un esfuerzo en uno de esos frentes, el de su propia credibilidad como candidato. Obama empezó ayer a cortejar en el norte del Estado a algunos de los grupos sociales que le han sido más hostiles, el de los mayores de edad, el de los jubilados que tradicionalmente meditan bajo el sol de esta costa a quién hacer presidente.
En los días posteriores Obama se encontrará con otros sectores influyentes de Florida, judíos y latinos, que, por distintas razones, tampoco simpatizan mucho con el senador de Illinois. Desde aquí, la próxima semana, recorrerá Ohio, Pensilvania... en busca de los trabajadores blancos que tan masivamente han apoyado a Clinton hasta ahora. Es un esfuerzo, en definitiva, por tapar los principales agujeros aparecidos en su candidatura.
Al mismo tiempo, Obama compite en el tercer y decisivo partido: su duelo contra el republicano McCain. Para ello, intenta fundamentalmente robustecer su imagen renovadora. "Esta campaña", dijo en Iowa, "es una elección entre mantener el fallido camino que hemos seguido durante tanto tiempo o aprovechar esta oportunidad para escoger un futuro diferente para el país que amamos".
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