Un portal para la historia
Las víctimas reconocen que tanto la sociedad vasca como, sobre todo, las instituciones están cambiando
El cubo grande del Kursaal, en San Sebastián, se llenó ayer de emociones, recuerdos, dolor y gratitud. Las 514 víctimas del terrorismo y sus familiares que confirmaron su presencia en el homenaje del Gobierno vasco tejieron una nueva red en el escenario principal de la obra de Moneo, al fundirse en numerosos aplausos y reconocimientos mutuos quienes han sido destinatarios directos de la barbarie de los diferentes terrorismos que han operado en Euskadi.
"El PP nos ha dado la espalda", se quejaban dos asociados a la AVT
Varias víctimas reprocharon a Ibarretxe su actitud con ellas
La mayoría eran víctimas de ETA, pero también había alguna de una de sus escisiones, los Comandos Autónomos Anticapitalistas, y de las víctimas de los grupos que practicaron la guerra sucia vinculados a los aparatos policiales como los Grupos Anti ETA, o los GAL. "Esto no es un homenaje, es un portal para la historia", dijo emocionado Santos Santamaría, el padre del mosso d'Esquadra de igual nombre asesinado por ETA en 2001 en Roses (Girona).
El acto de ayer fue valorado por los protagonistas como un síntoma de que "algo está cambiando en el País Vasco" y en sus instituciones, a pesar de las ausencias y de las fuertes discrepancias entre los asistentes.
Ni el PP, ni Covite, el colectivo que agrupa a las víctimas vascas, ni la AVT se sumaron a la iniciativa, pero hubo quien no siguió la directriz. Pedro María Baglietto, hermano de Ramón Baglietto, ex militante de UCD asesinado por ETA en 1980, participó en el acto a título personal a pesar de ser miembro de Covite. De igual forma lo hicieron más de una docena de asociados de la AVT, algunos de los cuales se mostraban muy críticos con los populares: "El PP nos ha dado la espalda", decían ayer dos miembros de esa asociación. "Nosotros hemos tragado mucho más en todos estos años y aquí estamos. Y aquí también hay gente que no nos gusta lo que hace, pero están".
Se referían al lehendakari, Juan José Ibarretxe, y a la parlamentaria de Aralar, Aintzane Ezenarro, en plena polémica por la proposición no de ley que aprobó el Parlamento vasco el pasado viernes sobre las torturas. Pero allí estaban ambos ayer. Varios participantes aprovecharon el acto de recepción a los invitados para reprocharle a Ibarretxe su actitud. Leonor Regaño, viuda del tedax Manuel Jodar Cabrera, asesinado en Bilbao por ETA en plenas elecciones autonómicas de 1989, le increpó: "¿Cuándo nos vas a recibir oficialmente en Ajuria Enea como haces con otros"? "¿Cómo podéis aprobar esas cosas en el Parlamento con un asesinato tan reciente?", le recriminó la viuda de un guardia civil.
Cerca de Ezenarro, la impulsora de esa iniciativa, tomaban café Marian Romero y Sandra Carrasco la viuda y la hija mayor del ex concejal socialista Isañias Carrasco, asesinado en Mondragón el pasado 7 de marzo. También acudió al acto Gabriel Ginés, el escolta del concejal del PSE Juan Carlos Domingo que resultó herido el pasado abril en La Peña por una bomba lapa.
Dos artistas, Juan de la Rica y Sara Campillo, comenzaron a pintar un lienzo en el momento en que las víctimas entraban al espectacular salón de actos. Cuando acabaron su obra, la imagen del dolor en el abrazo entre dos víctimas, pareció tomar cuerpo.
Después de tantos años, el segundo homenaje institucional del Gobierno a las víctimas, y el primero en el que convivían las de uno y otro signo, las de ETA y la guerra sucia en su contra, se estaba consolidando. Al tiempo pasado se refirió Maixabel Lasa de forma muy gráfica: "Estamos aquí, porque este acto hace cinco años fue imposible, hace diez hubiera sido la ocurrencia de un loco y hace 15 alguien lo hubiera calificado de provocación".
Entre los presentes había personas que habían sufrido atentados desde 1969. Siete víctimas subieron al escenario a recoger un recuerdo en nombre de todas las presentes. En la escultura de cristal figuaraba una inscripción: "Seremos seres enteros el día en el que podamos vernos en vuestra mirada".
El recuerdo les fue entregado por el lehendakari Ibarretxe. Pese a que inicialmente no estaba prevista su intervención, el presidente vasco pronunció al final unas palabras de solidaridad con las todas las víctimas del terrorismo y, especialmente con las más de 500 presentes en el Kursaal, al tiempo que transmitía el agradecimiento en nombre del Gobierno que preside por su presencia en el acto, así como "un abrazo en nombre de la sociedad vasca".
Fue una jornada para dar rienda suelta no sólo a los recuerdos, sino también para encontrarse después de décadas. Así fue con las viudas de dos afectados por el mismo atentado. En 1995, un policía nacional murió y otro quedó tetrapléjico tras ser tiroetados por dos etarras. Ambos trabajaban en la oficina del DNI en Bilbao. La viuda de Ramón Leyva y la de Domingo Durán -su marido murió en 2003- se reencontraron 13 años después del crimen para darse un abrazo y contarse sus vidas.
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