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Corrupción policial en Coslada

Varios detenidos revendían coches de lujo trucados

Un agente implicado denuncia un intento de agresión al salir de la cárcel

F. Javier Barroso

De la cárcel, a la comisaría. David M. G., uno de los dos policías municipales de Coslada que quedaron en libertad tras pagar una fianza de 6.000 euros, se encontró la tarde del martes con una desagradable sorpresa. Justo cuando regresaba a su casa de Coslada, un grupo de cinco rumanos le estaba esperando para cobrarle, supuestamente, una deuda por la venta de un coche de lujo. Según denunció Carlos M. G. en la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía, intentaron agredirle. El incidente ha sacado a la luz una nueva ramificación de la supuesta trama corrupta en la Policía Local de Coslada (83.200 habitantes). La Jefatura Superior de Policía de Madrid investiga ya la presunta red de compraventa de coches de lujo formada por agentes locales y ciudadanos rumanos, que también participaban en la trama. En ocasiones se trucaban los automóviles para cobrar sobreprecio, según todos los indicios.

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Los agentes del Grupo contra Organizaciones Criminales de Antiguos Países del Este (OCAPE) habían sacado a la luz que algunos integrantes del Bloque -conjunto de policías locales que estaban a las órdenes del jefe, Ginés Jiménez- se dedicaban a importar coches de lujo de segunda mano y de gran cilindrada desde Alemania. Tras retocarlos, se dedicaban a venderlos a vecinos de Coslada, en especial a inmigrantes rumanos, a un precio mucho más alto que el pagado por ellos.

El negocio no era, supuestamente, todo lo legal que pudiera parecer. Los policías se dedicaban, según las investigaciones, a retocar los motores, a los que colocaban piezas de inferior valor. También trucaban los cuentakilómetros. No dudaban en rebajar la cifra de la distancia recorrida para vender el vehículo a mayor precio.

Este entramado de importación de vehículos de lujo de segunda mano se vino al traste poco después de que, el pasado día 8, la policía detuviera a 26 agentes de Coslada presuntamente implicados en una de las mayores redes de corrupción policial conocidas. La alerta vino de la denuncia de una aseguradora de la capital contra varios de los detenidos (los policías de base, integrantes del llamado Bloque) por un supuesto delito de estafa y otro de denuncia falsa, según fuentes de la investigación.

Justo al día siguiente de ser detenido el grueso de los policías locales, un familiar de uno de ellos se presentó en las oficinas de la aseguradora para recoger un talón bancario como indemnización por el incendio de un coche, un Audi TT.

El vehículo había sido importado, al igual que el resto, desde Alemania. Nada más llegar a Madrid fue asegurado a todo riesgo. Estaba a nombre de uno de los detenidos. El coche sufrió un incendio pocos días después de formalizarse la póliza. El siniestro parecía deberse a un problema del sistema eléctrico y, por tanto, obedecía a un fallo fortuito. Por ese motivo estaba cubierto por la aseguradora.

El vehículo se trasladó en grúa a un desguace. Allí lo vio el perito de la aseguradora, que, en principio, no encontró nada sospechoso. Una inspección posterior más detallada permitió comprobar que el motor del coche había sido cambiado por otro que no le correspondía, según fuentes de la investigación. Las piezas fueron extraídas, supuestamente, para ser vendidas como recambios a terceros.

Los investigadores creen que el dinero que los policías hubieran conseguido de la aseguradora podría servir para hacer frente al pago de los abogados y procuradores para la defensa de algunos agentes encarcelados. Pero la aseguradora decidió no pagarlo, a la vista de las irregularidades detectadas por el perito, y denunció por estafa y denuncia falsa al tomador del seguro, cuya identidad no ha trascendido. Se abría así otro nuevo caso para el Bloque.

El intento de agresión que sufrió David M. G. está relacionado con esta red de compraventa de vehículos, según fuentes de la investigación. Este agente es el hermano del número dos de la supuesta organización mafiosa, de nombre Carlos. Ingresó en la Policía Local hace un año y había pedido el traslado a las islas Canarias al ver la forma en que se trabajaba en Coslada.

El detenido quedó en libertad la tarde del martes. Está acusado de los delitos de asociación ilícita, sustracción y apropiación indebida de efectos y drogas y de prevaricación (dictar una orden injusta a sabiendas). Tiene que ir a firmar al juzgado cada dos semanas, según fuentes judiciales.

Los agentes que han sido detenidos en la Operación Bloque se encuentran suspendidos de empleo y sueldo durante un periodo de seis meses, que puede ser prorrogado hasta que haya una sentencia firme. En caso de sentencia condenatoria, podrían ser expulsados de la policía municipal de Coslada.

David M. G., a su salida de la cárcel de Alcalá-Meco.
David M. G., a su salida de la cárcel de Alcalá-Meco.EFE

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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