Javier Valverde: "Había que cambiar el rumbo de la tarde"

Algunos toreros tienen una virgencita por cuya advocación habría que preguntarles por ver de encomendarse a ella en caso de peligro. Tal es el caso de la que protege a Javier Valverde, que salió vivo, contento y habiendo dado la vuelta al ruedo, gracias al sin duda concienzudo trabajo realizado ayer en su favor en el cielo: "La tarde estaba ya muy pesada, muy aciaga y había que cambiar el rumbo como fuera. Al último toro le he dado más cosas de las que yo creo que me ha devuelto. Lo hemos picado poco a ver si así se venía; ha sido como un remolino". Ni se acordaba de que apenas hacía 10 minutos su vida había estado a merced de un toro que podía haberle hecho mucho daño. El arrimón posterior y la complicidad del público tras la misma le proporcionaron la vuelta al anillo venteño: "Me voy muy contento de Madrid porque he hecho un esfuerzo y aquí la gente lo ha notado. Una pena no haber matado a la primera. Me he tirado dos veces a reventarlo y no era fácil, porque el embroque el toro lo tenía muy violento".

Rafaelillo sí tuvo que pasar por la enfermería con sendos puntazos, aunque leves, en ambos muslos. Y es que la corrida ha sido de caramelito de fresa: "Ya habéis visto todos lo dura que ha sido. La palabra adecuada para definirla es incierta, mentirosa. Ha sido una tarde muy complicada, pero yo creo que, por lo menos, mantengo el crédito".

Iván Vicente es tal vez el que sale peor parado de la terna, sin que medie en ello puntazo o paliza alguna por parte del toro, sino una desafortunada actuación: "Ni siquiera me he podido sentir. Ha sido una corrida muy vacía, muy dura; falta de todo".