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La anarquía de Elbicho conquista Madrid

Durante la prueba de sonido de Elbicho puede ocurrir cualquier cosa. Mientras una parte de la banda explica la diferencia entre la ensalada y el gazpacho en una entrevista para un programa de televisión, otra está tocando Recuerdos de la Alhambra con una guitarra española. Al mismo tiempo, dos bailarinas se estiran sobre el escenario y el actor Enrique Martínez -el pelirrojo que hace de poli en la serie Los hombres de Paco- calienta la voz con una melodía gutural y tribal propia de los mongoles (el actor invitado al concierto es además profesor de canto y meditación). Y si a todo esto le sumas la aparición de la cantante Bebe, 10 minutos de ensayo son más que suficientes para descubrir que Elbicho es una atípica banda donde reina una anarquía ordenada.

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Ésa era la escena una hora antes de que el grupo llenase el miércoles las 1.900 butacas del Palacio de Congresos de Madrid, un espacio poco habitual para estos ocho barbudos y melenudos más acostumbrados a los festivales llenos de barro y tiendas de campaña que a un recinto donde fumar no está permitido. "No creáis que os hemos traído aquí para joderos", decía el cantante Miguel Campello, de 29 años, con pañuelo en la cabeza, una falda de faralaes y zapatillas deportivas. "Lo hacemos por vuestra salud".

Queda claro. Poco en Elbicho resulta convencional. Sus componentes -que no superan los 30 años- viven entre Carabanchel, Alicante y Cañizar -un pueblo de Guadalajara a 70 kilómetros de Madrid y 20 habitantes-, donde, como una comuna hippy, se reúnen a ensayar. Bebe, que el miércoles hizo dos vigorosas y sexys apariciones, los conoce bien.

Mezcla de ingredientes

Mientras tanto, los protagonistas enseñaban sus armas en el escenario: psicodelia, Jethro Tull, poesía campestre, flamenco, rock progresivo, volteretas de 360 grados, Los Chichos... Tato, el bajista, aclaraba este follón. "En las ensaladas hay un poco de todo", decía. "Pero lo nuestro es el gazpacho. Mezclar los ingredientes para crear algo nuevo".

La noche, tras dos horas de concierto, acababa con una de cal y otra de arena: 15 minutos de intenso rock progresivo y tres de bulerías a cappella con baile incluido. El público aplaudía a una de las mejores bandas en directo ahora mismo. Hoy, en el mismo sitio y con todas las entradas vendidas, Elbicho repetirá la gesta. Smash y Camarón estarían orgullosos.

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