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La ofensiva terrorista

Una casa cuartel en el centro de 'territorio hostil'

Los cuatro heridos están fuera de peligro, aunque los médicos que les atienden piden "prudencia"

Bajo la lluvia y en ausencia de periodistas, los ertzainas que controlan que nadie entre en la zona restringida que rodea al cuartel de la Guardia Civil en Legutiano anuncian lo peor. Uno o dos muertos. Nada es seguro. Está por confirmar. El frío húmedo de la madrugada se mete en los huesos en la tensa espera. Se confirma un muerto y cuatro heridos. Dos hombres y dos mujeres son trasladados a los hospitales de Santiago y Txagorritxu, en Vitoria. Todos están fuera de peligro.

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Ayer mismo una agente de 39 años fue dada de alta a las pocas horas de ser ingresada en el hospital de Txagorritxu. Un compañero suyo, de 35 años, se encontraba en una cama de la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos) de ese centro con una hemorragia abdominal y politraumatismos. Consciente. No se temía por su vida. En el hospital de Santiago estaban una mujer de 34 años y un hombre de 41. El varón tuvo que ser intervenido para fijarle una fractura de vértebras. Ninguno corría peligro, pero en el parte del hospital pedían "prudencia".

Juan Manuel Piñuel, asesinado ayer, los cuatro agentes heridos y el resto de las familias de la casa cuartel vivían en territorio hostil. Legutiano, junto al cercano Aramaiona (Álava), son feudos tradicionales de la izquierda abertzale. En muchas de sus casas cuelgan pancartas con el lema Euskal presoak, euskal etxera (presos vascos a su casa). Los vecinos conviven con pintadas con más de 10 años de vida contra la Guardia Civil: Pikoleto narcotraficante. Gora ETA militar. Pikoletos a Marruecos. Juan Manuel Piñuel era de Melilla y tenía 41 años. Su sueño era asentarse en Málaga con su familia, no regresar a Melilla. Y mucho menos en un féretro, en un triste furgón mortuorio.

El cuartel ha sobrevivido a la hostilidad de un pueblo que ahora gobierna EA y en el anterior mandato, el PNV. Las listas de la izquierda abertzale han sido anuladas en los dos últimos comicios locales, tras años de gobierno. Legutiano está a sólo 17 kilómetros de Vitoria, en una autovía que comienza junto al cuartel de la Guardia Civil, pero su realidad política no se parece en nada a la de la capital alavesa. La Ertzaintza mira al triángulo formado por Aramaio, Otxandio (Vizcaya) y el propio Legutiano, junto a su vecino Urbina, como una zona de alto riesgo con un fuerte apoyo a ETA. No es la única en Euskadi.

El PSE cuenta con el único edil no nacionalista. Ayer su voz se unió a la del alcalde, Pedro Berriozabal, y a la del resto de la corporación (EA, PNV y PSE) en la condena unánime del atentado en un pleno rápido. Hicieron un llamamiento para acudir a una concentración al mediodía, frente al consistorio, para condenar la barbarie de ETA. Berriozabal ayer estaba nervioso. No está acostumbrado a los flashes, pero aguantó. Fue el primero en acudir al lugar del atentado, de madrugada, y luego, en compañía del parlamentario Rafael Larreina (EA).

Un guardia  vigila una zona con restos lanzados por la explosión a decenas de metros del cuartel.
Un guardia vigila una zona con restos lanzados por la explosión a decenas de metros del cuartel.P. J. PHANSE

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