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La ofensiva terrorista

ETA traza con sangre su 'hoja de ruta'

Los terroristas tensan el clima político vasco asesinando a un guardia civil en vísperas de la cita de Ibarretxe en La Moncloa - Rajoy ofrece unidad a Zapatero

A cinco días de la reunión en La Moncloa entre José Luis Rodríguez Zapatero y Juan José Ibarretxe, ETA volvió a hacerse presente mediante el asesinato, en la madrugada de ayer, del guardia civil Juan Manuel Piñuel. Fue el trágico desenlace del estallido a las tres de la mañana de una furgoneta-bomba, cargada con más de 100 kilos de explosivo frente a la casa-cuartel de la Guardia Civil de Legutiano (Álava).

El agente murió cuando avisaba de la colocación de la furgoneta bomba
El atentado es el tercero contra una casa cuartel desde el fin de la tregua
La policía cree que los autores volvieron a sus trabajos tras el ataque
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Fue el trágico desenlace del estallido a las tres de la mañana de una furgoneta-bomba, cargada con más de 100 kilos de explosivo frente a la casa-cuartel de la Guardia Civil de Legutiano (Álava), situada al lado de carretera N-240 y donde viven 29 personas, de las cuales cuatro, todas agentes, resultaron heridas. Piñuel estaba vigilando el edificio y fue alcanzado por la onda expansiva cuando estaba telefoneando para advertir al cuartel de Vitoria de la existencia de un vehículo sospechoso. En esta ocasión, como sucediera en el atentado contra la casa cuartel de Durango (Vizcaya), en agosto de 2007, los asesinos no alertaron de la colocación del coche bomba.

Los etarras recobran así su afán por el protagonismo en el escenario político, como ya ocurriera hace dos meses cuando acabaron a tiros con la vida del ex concejal socialista Isaías Carrasco, al lado de su casa en Mondragón, en vísperas de la jornada de reflexión de las elecciones generales del 9-M. En este caso, prolongan su jaque, ya que este atentado en suelo alavés -el primero en esa provincia después de que en octubre de 2000 el funcionario de prisiones Máximo Casado muriera por el estallido de una bomba adosada a su vehículo en Vitoria- se enlaza con el cometido el lunes por primera vez contra el trazado vasco del tren de alta velocidad, el proyecto de referencia de los Gobiernos central y vasco en materia de infraestructuras para las dos próximas legislaturas.

La muerte 823 en la ensangrentada trayectoria de ETA sí consiguió ayer que todos los partidos democráticos mostraran una anhelada unidad de acción contra el terror que apenas traspasa, en cambio, el límite de las declaraciones públicas. Y es que unas horas después de este atentado mortal, en Elorrio (Vizcaya), donde gobierna ANV, la moción ética impulsada por PNV y PSE-EE fue, de nuevo, derrotada, sin que los ediles abertzales ofrecieran condolencia alguna. No obstante, y quizá en una muestra de su nueva orientación política, Mariano Rajoy, al contrario que ocurrió el 7-M, reiteró en el Congreso su apoyo a Zapatero "para recuperar el consenso que se perdió en la lucha antiterrorista". El presidente del Gobierno había reclamado unidad de los demócratas contra ETA y, a su vez, "honrar la memoria de quienes han dado la vida por nuestra libertad".

Zapatero y Rajoy visitaron ayer la capilla ardiente del guardia civil asesinado, instalada en la Subdelegación de Gobierno de Vitoria. El funeral se celebrará hoy, a las 10.30, en Legutiano, una pequeña población de poco más de mil habitantes. El consistorio, formado por EA (4 ediles), que gobierna, PNV (otros 4) y PSE-EE (uno) desde el primer momento testimonió su repulsa, al igual que volverá a ocurrir hoy.

El jefe del Ejecutivo, acompañado por Patxi López y el diputado alavés Ramón Jáuregui, impuso la Cruz de oro al Mérito de la Guardia Civil al féretro y fue aplaudido en su despedida de la capilla ardiente. El líder del PP, a su vez, consiguió una imagen necesaria para atemperar los ánimos en su partido, ya que compartió las escenas de duelo con María San Gil, quien le fue a esperar al aeropuerto vitoriano para separar claramente el campo de las diferencias programáticas de la repulsa a ETA.

A estas reacciones se unió también el lehendakari Ibarretxe, hastiado del papel sangriento de ETA, a la que pidió que "no manche el nombre del pueblo vasco" para recordar al resto de partidos, eso sí, que deben de arriesgar "para buscar soluciones". El presidente del Gobierno vasco asume enrabietado que este asesinato complica mucho más su propia suerte, porque la debilidad del tripartito le lleva necesariamente a buscar los votos de PCTV-EHAK si quiere sacar adelante el primer paso de su hoja de ruta. La coalición abertzale pasó ayer de largo ante el atentado, alentando a "buscar soluciones ante estos duros momentos".

Y es que la facilidad operativa exhibida por ETA en los últimos meses, con explosiones en los cuarteles de Durango y Calahorra (marzo pasado) o las muertes de Carrasco y Piñuel, por ejemplo, causa preocupación en el Departamento de Interior del Gobierno vasco. Su responsable, Javier Balza, advirtió de una cantera importante de legales (sin fichar) en ETA que le facilitan una mayor versatilidad en sus acciones. Las fuerzas policiales asumen que los autores del intento de masacre en Legutiano, cometido durante la madrugada, pudieron incorporarse perfectamente a sus trabajos horas después, dificultando así las investigaciones.

En realidad, ETA calcó el atentado de 1987 contra la casa cuartel de Zaragoza, donde fallecieron once personas, de los que cinco eran niñas. En la casa cuartel de Legutiano dormían ayer cinco niños, uno de pocos meses, y una joven de 18 años.

Juan Manuel Piñuel acertó a ver en la noche una furgoneta sospechosa junto al cuartel. Estaba acompañado de otro guardia. Tuvo tiempo de descolgar el teléfono para dar avisar al Centro Operativo de Servicios de la Guardia Civil para notificar lo ocurrido. Su compañero se atrevió a salir para inspeccionar el vehículo, una Citroën Berlingo. El temporizador había entrado ya en su fatídica cuenta atrás. La explosión hizo temblar Legutiano y sus casas.

El terrorista que aparcó la furgoneta bomba frente al cuartel se subió a un Peugeot 306, sustraído hace un mes en Berango (Vizcaya), donde le esperaba otro terrorista y se dieron a la fuga hacia una pista forestal del alto de Urkiola, en dirección a la localidad vizcaína de Durango. La carretera seguía cortada al cierre de esta edición y el tráfico a Vitoria desde los puertos de Urkiola y Barazar, muy usados por vehículos pesados, fue desviado por vías comarcales.

Los asesinos abandonaron el vehículo y colocaron en su interior un dispositivo incendiario con dos garrafas de líquido inflamable para borrar toda huella. Pero fracasaron y abrieron una pista de investigación para la Guardia Civil, que lleva las pesquisas para conocer a los autores de un atentado "doloroso, malvado" que pretendía por su "naturaleza indiscriminada" provocar una "masacre" en palabras del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Un grupo de agentes del instituto armado trabaja frente a la entrada del cuartel de la Guardia Civil de Legutiano (Álava) tras la explosión del coche bomba.
Un grupo de agentes del instituto armado trabaja frente a la entrada del cuartel de la Guardia Civil de Legutiano (Álava) tras la explosión del coche bomba.ASSOCIATED PRESS
Una furgoneta bomba ha explotado alrededor de las 3 de la madrugada en la casa cuartel de la Guardia Civil en Legutiano. No ha habido aviso previo de la acción por parte de los terroristas.Vídeo: CNN+

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