Urdiales: "Si no me han visto antes es porque no me daban oportunidades"

Le hacía a falta a La Rioja un torero y ya lo tiene. Se llama Diego Urdiales y llevaba ya tiempo en barrica, sin muchas ocasiones de madurar, para acabar finalmente haciéndose a sí mismo contra viento y marea. Sus antecedentes llaman a la curiosidad: es hijo de un actor de variedades madrileño que echó raíces en Arnedo, casándose con una natural de allí: "Esto me hacía mucha falta porque estoy luchando mucho y necesitaba triunfar. Creo que si no fallo con la espada en el primero habría abierto la puerta grande. Con el cuarto había que estar colocado e ir cambiándole el sitio para luego tirar de él". El caso es que se ha visto un torero maduro, que sabe hacer las cosas despacio y bien y con la sincera determinación de triunfar. No se sabe qué otras más cosas harán falta para que le llamen las empresas.

Fernando Cruz salía enfadado pero "controlaba". Ayer distó mucho de ser el de otras temporadas cuando enseñó su mejor cara y vio también el rostro más amable de la plaza; no le falta nobleza para reconocer el mérito de Urdiales: "Creo que mi compañero Diego ha estado muy bien con la corrida. A mí me han salido los dos toros peores y creo que he hecho un esfuerzo, pero no me lo han agradecido, aunque ya se sabe que esto es paciencia y tirar para adelante".

Capea lleva ya algunas curas de humildad en esta plaza y, al menos, parece digerir bien los reveses, aunque se justifica: "Mi primero era muy complicado, esperaba y tenía temperamento; así que apenas he podido lidiarlo y matarlo. Mi segundo ha sido noble, pero no transmitía ni se desplazaba en los engaños. Yo creo que he estado digno con él y, al menos, he sentido en él más respeto por parte de la gente que en el primero".