La estética de la calle
Robert Rauschenberg es uno de los grandes artistas de los últimos 50 años. Ha marcado, sobre todo, a los artistas que han manejado el lenguaje del pop. Pero su obra va más allá de la definición del pop y, como ocurre con los artistas que hacen eso, acaban haciendo obras maestras.
Rauschenberg nos ha enseñado a ver el objeto cotidiano, el objeto de la calle, el accidente del material, con una nueva visión estética. Antes de él no éramos capaces de entender una chapa de metal clavada sobre una viga de madera y un reloj que hace tic-tac. Nos enseñó ese arte de la calle, de lo cotidiano, fuera de una estética exquisita, académica. Dio un valor estético nuevo al objeto vulgar.
También fue el inventor de la imagen fotográfica aplicada a la obra artística. Fue el primero en usar la imagen de la revista gráfica, que él usaba en serigrafías o en collages, otra forma de elevar la cotidianeidad a obra sublime.
Es famosa su propia cama [Bed, 1955], que puso en posición vertical y la enmarcó -con sábanas, almohada y colcha incluidas- como una obra de arte. Y encontró un gran galerista, que fue Leo Castelli, que la convirtió en bandera del arte pop.
Yo viví en Nueva York en 1979 y 1980, cuando el pop ya era un clásico. Pero conocí la obra de Rauschenberg a principios de los sesenta. Entonces, nos impactó mucho a todos.
Jordi Teixidor es pintor y miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
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